-No te daré permiso Tasha, lo siento.
-¡Mami, por favor! - dijo con ojos vidriosos, al borde de que sus lágrimas de frustración rodaran por sus tiernas mejillas.
-Sarah, es solo ésta noche, los Adams son excelentes personas, son muy responsables.
-Carol, ¡ por Dios! Natasha solo tiene siete años, ¿Cómo pretendes que la deje dormir fuera de casa?
-La niña nunca sale, a menos que sea contigo o con Roy - argumentó
-También lo hace contigo - se defendió, comenzando a sentirse un poco culpable.
-Lucía y ella se quieren mucho, solo será ésta noche.
-Tía Carol tiene razón mami - la miró esperanzada- mañana estaré aquí, lo prometo.
-Pero tu padre y yo nunca hemos cenado sin ti - nunca se había desprendido de su hija, no soportaba la idea de tenerla lejos - además la nana te extrañará mucho.
-Esas excusas son ridículas Sarah, yo la llevaré, los Adams la llevarán al colegio junto con Lucía, y mañana podrás recogerla a la salida.
-Está bien - suspiró resignada- pero llamaré a Rachel, debo asegurarme que esta de acuerdo.
-Gracias mami - chilló Natasha feliz mientras la abrazaba- te amo.
-Y yo a ti, ahora ve a tu habitación y pídele a la nana que te ayude con la maleta.
-Si mami- dijo la niña con una de las sonrisas más grandes que su madre le haya visto. ¡ debe sentirse realmente sola aquí! pensó entristecida, la niña se fue a la carrera y se perdió camino a su habitación.
-Gracias Sarah - dijo Carol sonriendo.
-Estoy aterrada con la idea, no puedo estar lejos de ella.
-No exageres, estará bien.- aseguró para calmarle.
-Eso espero, llamaré a Rachel. - tomó su móvil, marcó el numero y espero a obtener una respuesta.
-¿Sarah?
-Hola Rachel, espero estés muy bien.
-Oh si, muchas gracias. ¿tú como estás?
-Muy bien, llamó porque Lucía invitó a Tasha a dormir, quería saber si estabas al tanto, no quiero que Natasha sea una molestia.
-Por supuesto que no lo es, Sarah, Tasha es maravillosa y Lucía amará poder dormir en compañía de su amiga.
-Me preoc. . . - comenzó Sarah pero Rachel no la dejó culminar
-No lo hagas querida, te prometo que las meteré temprano a la cama y mañana las llevaré al colegio.
-Muchas gracias, Rachel.
-Despreocupate. ¿Mando al chofer por la niña?
-No, Carol la llevará.
-De acuerdo, querida.
-De nuevo mil gracias, feliz tarde Rachel- y así colgó la llamada, se giró para conseguirse con la burlona mirada de Carol, se sonrojó violentamente.
-Ningún cuidado es mucho para mi pequeña
-Estoy de acuerdo cariño, ¿ me invitas un té antes de marcharme?
-Por supuesto.
Se encontraban en la mesa, cada una con su taza en la mano, riendo alegremente de algunas historias que recordaba, cuando Carol la miró fijamente y preguntó:
-Sarah. . . ¿eres feliz con Roy?
-Por supuesto - sonrió tímidamente- él es maravilloso.
-¿Nunca te preguntas cómo hubiese sido tu vida junto a Thomas? - Sarah casi se ahoga con la bebida, abrió sus ojos y la miró temblando internamente. . . ¿Thomas? pensó, Thomas era un viejo fantasma, él era su pasado, un pasado que no quería revivir. El simple hecho de pensar en él la descontrolaba, la hacía querer volver a las lágrimas y los sollozos.
-Carol. . . No quiero tocar ese tema, es un caso cerrado para mi.
-Soy tu amiga, casi tu hermana Sarah, sé que ese tema te duele y te lastima, no tengo intensiones de molestarte. . . solo quisiera que me hables con la verdad.
-No tocaré ese tema, Thomas es un fantasma, y da el caso Carol que yo no creo y mucho menos hablo de fantasmas, por el bien de las dos, déjalo. . .
-Sarah. . .
-Ya le olvidé- aseguró intentando convencerse así misma.
-No eres honesta, cariño.
-¡Me estás atormentando!, no quiero tocar esa herida que sigue abierta pero que poco a poco a dejado de doler, por favor Carol. . . no lo he olvidado, pero entiende, he conseguido a Roy, él es mi esposo, un buen hombre, un padre ejemplar, me ama Carol y yo. . . bueno, yo lo quiero mucho
-¿De que hablan? - preguntó la niña que volvía con una gran sonrisa.
-De. . . de. . . - tartamudeó sin saber que decir.
-De viejos amigos, nena- intervino Carol y ella la miró llena de agradecimiento.- ¿ Estás lista?
-Si tía Carol, ¿ nos vamos?
-No me halaga que quieras salir huyendo de casa. - expresó Sarah con el ceño fruncido.
-No lo hago - se defendió Natasha riendo. mientras se encaminaban hacia la salida, después de subir la pequeña maleta de la niña, Sarah la abrazó fuertemente.
-Pórtate bien, no des trabajo - le pidió sonriendo.
-No lo haré mami- contestó besándola.
-Cena a la hora.
-Si mami.
-Lávate los dientes después de la merienda y antes de ir a la cama. no te acuestes tarde. . .
-No comas postre - se mofó la niña y continuó por ella- usa el pijama, cepíllate el cabello, ya lo sé mami, te prometo que haré toda mi rutina al pie de la letra- le aseguró dándole un beso y un fuerte abrazo.
-Te voy a extrañar, mi niña - la besó de nuevo
-Yo también.
Las vio alejarse mientras le rogaba a Dios para que su hija estuviera bien. sin poder evitarlo volvió a pensar en Thomas, en todo el amor que habían compartido, había sido realmente feliz a su lado , se había sentido la más dichosa de todas, un gemido escapó de sus labios. ¿ a quién quería mentir?, siempre amaría a Thomas, a pesar del dolor que le causó, a pesar de su abandono, a pesar de haberla hecho sentir como la mujer más miserable cuando se marchó. Amar no era fácil, se le concede demasiado poder a la persona que amas y eso no es bueno, porque sin poder evitarlo terminas lastimada. Amar duele. Duele mucho.
No podía entender ¿cómo después de tantos años aún le amaba?
-¡ Aléjate de mí Thomas, aléjate porque soy feliz sin ti!