Miro como Mila trota por la acera. Paso saliva por mi garganta y no puedo evitar desearla. Me siento culpable por ello, creo que ella jamás podría sentir algo parecido por mí. Siendo tan despreciable.
—Dime que por fin las has invitado a salir —la voz de John me saca de mi trance.
—Por supuesto —una sonrisa aparece en su rostro y el resto de mi equipo comienzan a darme palmadas en la espalda.
—Es excelente jefe —los miro detenidamente hasta que se hace el silencio.
—De verdad que no me explico su felicidad —ellos comienzan a mover sus cabezas.
—Bueno es que, ¿Quién ha conocido a una novia del jefe? —todos niegan y dan respuestas neg