CAP 6 - PRIMER DIA II

MARTIN.  

Estoy aferrado al asiento, literal, estoy tan aferrado que siento que en cualquier momento haré huevo en asiento de tanto que lo aprieto. Miro al frente y noto como los autos pasan a gran velocidad a nuestro alrededor, también me doy cuenta que algunos pitan y nos insultan, mis ojos van a la conductora que sonríe mientras maneja este auto como si fuera a lanzarse del puente en cualquier momento.  

Tal vez lo haga.  

Aprieto el cinturón de seguridad, trago grueso al sentir mi corazón latir desenfrenado, al notar que una gota de sudor cae de mi frente y eso me hace dar cuenta de que estoy sudando, también de que mi cuerpo está temblando. No sé porqué Elise Remington maneja de esa forma, no se porque me subí al auto, no se porque no tuve seco cuando tuve la oportunidad.  

Ahora moriré, sin ni siquiera, haber hecho el amor.  

Que patética vida.  

Pasamos el puente y veo edificios que se acercan a toda prisa, para mi alivio, Elise reduce la velocidad ya que entramos a otra parte de la ciudad y respiro, respiro aliviado de que aún viva, respiro aliviado de que esta pesadilla haya acabado y estoy aliviado de que podré tener sexo. Recuerdo la propuesta que me hizo Elise la noche anterior y la miro, ella saca un labial de su bolso y retoca su maquillaje mientras mira al espejo.  

Ese rostro.  

Esa boca.  

Esas piernas.  

Ese cuerpo.  

Esas tet..  

Ok, alto.  

—¿Qué tanto me miras Martin? — mis mejillas se tornan rojas y decido mirar por la ventana  

—Nada — carraspeo sacando el rostro por la ventana y me doy cuenta donde estamos —¿Qué? — cuestiono — ¿En serio estamos aquí? — pregunto sin poder creérmelo  

—Si, aquí es la próxima reunión — sonrío  

—Esto es un sueño, hecho realidad... Siempre había querido venir — 

—¿Nunca habías venido? — indaga y niego con la cabeza mirándola  

—Es mi primera vez — ella sonríe con malicia  

—Conmigo tendrás muchas primeras veces Martin — borro mi sonrisa entendiendo el doble sentido de la frase, la miro y para confirmarlo ella me guiña el ojo y baja del auto  

¿Acaso, otra vez se me insinuó?  

—¿Qué? — se agacha para mirarme —¿ Piensas quedarte con esa cara de idiota todo el día? — cierro la boca porque noto que la tenía abierta y bajo del auto para llegar rápidamente a su lado  

—Escucha Martin, esta reunión es con el Ceo de Imaginación, y es muy importante ; además si todo sale bien tendré una gran empresa para lanzarla al mundo — asiento  

—Este lugar es increíble — digo viendo el gran edificio  

—Si, lo es. Y es por eso que les ofrecí mi ayuda, para que sigan siendo increíbles por todo el mundo — asiento — El Ceo, se llama Henry Parker, tiene 30 años, soltero, hace ejercicio, ama los gatos y a los niños, pero lo que más ama es crear historias animadas para su página y es por eso que hablaremos de sus gustos y así entablamos una confianza antes de averiguar si está interesado o no — asiento y entramos al lugar  

Me quedo fascinado viendo el lugar, donde mires hay creatividad, ingenio, color y vida. Entiendo porqué son una de las empresas más grandes del país, las creaciones de este lugar son vista por miles de personas y encantan a muchos, incluyéndome. Doy vuelta viendo todo a mi alrededor y sonrío con todo, hasta que un tirón del brazo me hace aterrizar.  

—Deja de parecer un niño en una juguetería por Dios. Ten huevos y actúa como hombre — mira a mis ojos —¿Entendiste? — asiento  

—¿Siempre es tan directa con sus palabras? — indago  

—Cuando te lastiman de la peor manera, no te interesa lo que los demás sientan. Además, creo que a las personas hay que hablarles de forma directa, así entienden mejor las cosas — llegamos al ascensor y esperamos que las puertas se abran  

¿Quién pudo haberla lastimado?

—Entiendo —susurro  

—¿Te ofendió mi forma de hablarte? — me debato entre mentirle o no  

—No— es lo que respondo  

—Bien, porque igual no iba a cambiarla — las puertas se abren y salimos del ascensor —¿ Estas listo? — pregunta caminando delante mío y asiento — Martin, contesta — pide deteniéndose y mirándome  

—Dije que si — 

—No te escuché — me mira — Te diré algo Martin, algo que de verdad odio es que respondan a mis preguntas asintiendo o negando con la cabeza. Si te pregunto algo, debes responderme con palabras, no con malditas señas, porque no me interesa voltearme para verte — la miro —¿ Entendiste? — asiento  y ella maldice

—Oh.. Lo siento — me disculpo sintiendo sangre en mis mejillas — Si señorita, lo entiendo muy bien — ella sonríe  

—Buen niño — palmea mi cabeza y entramos a la oficina  

—Elise, hermosa — un hombre le abre los brazos y ella tira su bolso a mi que agarro en el aire, mientras la veo llegar hacia el hombre y abrazarlo con efusividad  

—Henry, siempre es un placer verte — se sueltan y ella toma asiento en el sofá junto a él — Martin, el es Henry, Henry, el es Martin — me acerco y estrecho la mano del hombre que me sonríe  

—Siéntate Martin — obedezco —¿ Quieren algo de beber? — cuestiona  

—Agua — digo aceptando su oferta  

—Muy bien, agua y para ti hermosa, ¿lo de siempre? — saca su teléfono, escribe algo y lo vuelve a guardar — Pues, firmemos los papeles — abro los ojos sorprendido, Elise queda boquiabierta  

—¿Qué? — cuestiona  

—Sé para que viniste hermosa y hace días decidí aceptarlo — sonríe y Elise lo abraza  

—Gracias, gracias — el ríe  

—Gracias a ti, sé que llegaré más lejos por ti — chocan manos y la puerta se abre  

Una chica rubia con un largo cabello ondulado entra y deja unas gaseosas con unos canapés en la mesa, sonrío al ver lo delicioso que se ve y sin importarme nada, tomo uno y empiezo a comer. La reunión sigue en firmas, estándares, tratos y más, cuando termina los canapés ya no están, ni ninguno de los cuatro más que trajeron después, me despido de Henry y al salir oigo como él llama a Elise. 

— ¿Podemos cenar esta noche? — Elise se le acerca 

— ¿Por qué haríamos eso? —cuestiona 

—Bueno, debemos celebrar por esta firma — el alza las cejas con picardía 

—Está bien, acepto — bajo la mirada — Ya tienes mi número — da vuelta y caminamos 

—Es enserio? — pregunto sin poder creerlo

¿En serio aceptó tener sexo con él así no mas?

El solo quiere sexo esta noche, solo quiere usarla por un momento, disfrutar de su cuerpo por unas horas y luego...

 ¿Qué?

 Mis cejas se hunden en desacuerdo con lo que acabo de presenciar, en el elevador ella esta sonriente mientras yo solo la miro fijamente. 

—¿Ahora porque me miras Martin? — pregunta de repente sin girar el rostro 

— ¿Cómo puedes aceptar esa cena? —cuestiono, ella alza una ceja y me mira 

— ¿Disculpa? — 

— El solo quiere sexo y nada más, y tu aceptaste eso — de repente empieza a reírse a carcajadas —¿Qué? — pregunto sin entender que le ocurre 

—Ay Martin — susurra — ¿Eres mi padre? ¿O mi hermano mayor? — hundo mis cejas confundido  

—No, no lo soy — ella se pone seria y se gira a mi 

—Exacto, no lo eres, Por lo tanto, no tienes ningún derecho a cuestionar mis decisiones y mucho menos reclamarme si yo decido abrirle las piernas, al presidente de esta empresa, al presidente del país, o a un indigente en la calle. Mi cuerpo es mío, y, por lo tanto, tengo la libertad de hacer con él lo que a mí se me pegue la regalada gana. ¿Entendiste? — asiento  y levanta una ceja en espera

—Si... si … — bajo la mirada —Lo siento — susurro 

Me quedo callado porque no quería que se enojara, solo quería hacerle entender que ese hombre solo la quiere por el momento de placer y nada mas.

— Ya me hiciste enojar — me tuerce los ojos — Las reuniones que teníamos quedan canceladas para mañana, por lo tanto, puedes irte a casa, te acercare a tu bicicleta, mañana nos vemos — salimos del ascensor y casi corro siguiendo el paso de Elise 

Noto que está furiosa y es mi culpa, así que solo meto las manos a mis bolsillos y la sigo al auto, ella abre las puertas y entro. En el camino hay un silencio sepulcral que solo es llenado por la música de la radio, miro por la ventana decidiendo que decir para disculparme, pero no logro hablar, no quiero arruinar más esto. Luego de unos 40 minutos llegamos a la otra parte de la cuidad y al lugar donde esta mi bicicleta. 

— Elise, lo siento, no debí actuar de esa forma. Tiene razón, no tengo derecho a cuestionarle pero creo que merece algo mejor. Gracias por traerme y tenga una buena noche — se queda callada unos segundos y desactiva los seguros del auto. 

Ok, entendí el:  Lárgate ya. 

—Eso haré Martin, tendré una excelente noche — me mira y guiña un ojo —Ahora, baja de mi auto ecológico — mis ojos se abren en sorpresa  

—¿Ecológico? — cuestiono 

—Si —sonríe —Igual que en la empresa, me juzgaste sin ni siquiera haber preguntado. Me interesa el planeta — 

—Yo, lo siento, yo... — 

—Solo vete — se recuesta en el asiento y decido obedecer, apenas bajo, arranca el auto y se va dejándome ahí. 

Buen, primer día de trabajo.  

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