Los príncipes también pueden ser salvados por valientes princesas, ¿no? Tres príncipes y tres princesas, se conocerán y ellas los deberán salvar.
Leer másDaniel había vivido parte de su vida en Estados Unidos y parte en Inglaterra. Su padre era un prestigioso médico y dividía su tiempo en ambos países, en los que tenía sus propias clínicas. Aunque médico de profesión, Daniel tenía alma de ganadero.
Tenía tres amigos con los que hizo sus travesuras en la infancia y ahora, ya hombres maduros, seguían sus carreras sin perder esa conexión. Había una persona...una mujer para ser exactos, que le mantenía en constante incomodidad. A decir verdad todo lo relacionado a Anna Greyson le producía un fuerte desasosiego, por eso se comunicó con su amigo Lucien.
No es que no confiara en sus otros dos amigos, pero charlar con Lucien parecía ser más fácil. Quizás era porque era el único de los cuatro que estaba casado, con una maravillosa mujer. Cassie había encajado como una más en el grupo. Pero había tenido su cuota de sufrimiento y cuando casi muere a manos de su padre...fue duro. Lucien estaba fuera de sí y parecía capaz de asesinar.
Anna se había criado con ellos, parecía un varón más pues siempre vivía llena de moretones. Todos sabían que ella estaba enamorada de él, lo que generaba siempre bromas constantes. Al inicio ella reía pero luego se sentía avergonzada y poco a poco empezó a distanciarse. Su familia era peculiar, ella parecía no encajar con ellos así que estaba siempre triste. Tras concretar su reunión partió rumbo a la casa de Lucien.
— ¡Hola! ¿Cómo han estado las cosas?
—Bien, Cassie regresa en tres días.
—La extrañas.
—No solo eso, nunca ha dormido fuera de casa desde que terminó todo y las pesadillas le hacen todo más difícil.
—Mierda...
—Sí, es duro que aún el bastardo logre atormentarla. Pero dime... ¿a qué se debe tu visita? No es que no me alegre pero me extraña.
— Anna, ella es quién me tiene tenso. Ayer fui a buscarla para su cumpleaños y a que no adivinas... tiene novio. El estúpido veterinario que trabaja en su casa.
— ¿Celoso?
—Sí, la rechacé y ahora está con él.
—A ver si logra alejarla de su padre.
— ¿tú también vas a empezar con eso?
—Para mí es obvio que la maltrata, ha tenido demasiados golpes en su vida.
—Lo que pasa es que es como un niño, una completa salvaje.
—No lo sé, incluso nosotros éramos unos desquiciados y nunca tuvimos ni la cuarta parte de sus golpes. Hace unos días la vi en el supermercado, estaba como rara. Me le acerqué y vi unos cuantos golpes en el cuello. Debes estar pendiente Daniel.
—Voy a pensarlo, nos vemos luego.
—Cuídate.
Muchos años atrás, cuando Anna era bebé...
La familia Grant estaba destruida, habían escogido aquel hospital por ser el mejor del país y les habían robado a su bebé, la hermosa Megan. No podían consolarse con el hecho de que aún tenían a su mellizo Cole, un hijo es un hijo y jamás lograrían compensar su ausencia. La policía estaba atada de manos, el video de seguridad no servía porque la mujer que se llevó al bebé tenía cubierto el rostro. Enviaron un boletín a los aeropuertos del país, pero los ladrones les llevaban dos horas de ventaja. La teoría más fuerte era que iban a pedir un rescate por la niña, pero con el paso de las horas iban a darse cuenta de que la bebita no regresaría jamás.
Los responsables estaban ahora con una bebita que en nada de tiempo seria buscada hasta por Scotlad Yard, dejar el país sería dificil. Él, era un médico de renombre y su esposa, con esto de robarse a esa bebé, podría causar el fin de su carrera.
— ¿Entiendes la estupidez que acabas de cometer?
—No pude pensar en ello, sabes cuánto deseaba tener una niña.
—Teníamos una vida de paz, ahora debemos huir como vulgares ladrones.
— ¿Huir?
—Tantos años casados y no me lo puedo creer ¿es que acaso estás loca? Ya no podemos ir a devolverla. Empaca tus cosas, tenemos un viaje muy largo, espero que no te importe viajar en barco.
— ¿En barco hasta allá?
—Mi Dios bendito dame paciencia, ¿Qué demonios quieres? Es que acaso piensas que podemos ir con "esto" al aeropuerto y simplemente decir que es tuya, pero que la tuvimos en la casa, que por eso no fue inscrita en el registro. Además en poco tiempo la policía la estará buscando. Vamos mujer que el tiempo apremia.
—Pues bien, démonos prisa que tenemos que llevar a nuestra hija a casa.
—Definitivamente estás loca.
—Loca no, me has negado la posibilidad de ser madre de nuevo, me forzaste a ello.
—Uno de estos días haré que te tragues tus palabras.
Anteriormente, Candy reveló que quería que quería renunciar a su título de princesa, siendo apoyada por su familia, como toda buena familia lo haría.-¡¿Estás loca?! ¡¿Qué se supone que significa éso?!- gritó el rey Erick, bastante calmado para ser él.-¿Por qué quieres renunciar a ser princesa?Sí es por la responsabilidad, por favor, eres la persona menos responsable del mundo y éso que conocemos a Luz.- dijo Andrea, con sus brazos cruzados.Candy, que tenía las miradas de todos sobre ella, miró a Stephanie que se veía asombrada.-¿Y tú? ¿No me dirás nada?-
Los príncipes y las princesas se encontraban ante el rey Erick, quien les hizo la pregunta más difícil de todas para él.-Sí, Andrea y yo lo hablamos y no tenemos duda, nos queremos casar.- dijo Jax, con una gran sonrisa mientras la princesa mencionada se sonrojaba.La pregunta dada fue sí todos estaban de acuerdo con sus compromisos, cosa que Jax y Andrea, no tenían duda alguna de que se lleve a cabo.Desde el inició se llevaron bien y se entendieron, y ahora estaban más seguros de que querían estar juntos.El rey Erick, como padre, debía respetar las decisiones de sus hijas, después de todo, sí le hacía algo a ésos... "prí
Ahora que los problemas de Samuel con ser secuestrado por dragones se terminó... probablemente, la paz parecía gobernar en ésos días, sólo teniendo todos que soportar las bromas de Candy.Andrea que estaba sentada debajo de un árbol, leyendo un libro, levantó la mirada al oír a alguien acercarse y vio a Jax, que tenía restos de plumas por el cabello.-¿Sabes? Creí que sí salía por la ventana no me toparia con una broma de tu hermana, pero me equivoque.La chica tiene talento... lástima que lo usé para hacer bromas.- dijo el príncipe, sentándose a lado de su amada.La rubia desvió la mirada, cerró el libro y lo abrazo, siendo notado por Jax.-Y
La batalla había acabado, la princesa Stephanie una vez más, rescató a su frágil príncipe de las garras del dragón.La chica ahora se encontraba en el jardín del palacio, practicando con la espada.La amenaza del dragón terminó, pero una amenaza peor seguía y ni siquiera ella estaba preparada.La princesa, dio un suspiro y clavo su espada en el suelo, antes de voltear y sonreirle a su príncipe, quien hasta ahora había permanecido inconciente.La batalla más dura de todas, acababa de dar inició y sólo los mejores podían ganar, la batalla del amor.-Al fín despiertas.<
La distancia que separaba a la princesa y Luz de la torre donde yacía cautivo el príncipe Samuel, ya no era larga pero ahora las dos se habían detenido ya que el capturador de príncipes, se encontraba a metros de ellas, en su forma humana.-¿Dónde está Samuel?- pregunto Stephanie con seriedad.El dragón con forma humanoide dio un suspiro y negó con la cabeza.-No puedo creer que nos acabamos de encontrar y lo primero que me preguntas es por ésa vergüenza de hombre.En fín, no te preocupes que está bien, aunque claro, está inconciente ya que me aburrió.El tipo es un mal perdedor en ajedrez, ¿sabías?- dijo el monstruo.
Príncipes y princesas se dirigían hacia la torre del dragón, montando sus veloces caballos, dispuesto a rescatar al príncipe cautivo.-No una, ¡van dos veces que Sam es secuestrado por un dragón!- gritó Jax, claramente enojado por ser su hermano secuestrado otra vez, por el mismo dragón.Esta bien que tenía mala suerte, pero hasta éso debía tener un límite ¿no?-Primero como la princesa Samanta y ahora como el príncipe Samuel.- dijo Candy, muy animada.Por fín cumpliría sus sueños de ir a una aventura con sus hermanas, Luz, un gran príncipe como Jax y el otro tipo.
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