PUNTO DE VISTA DE ELIANA A la mañana siguiente, caminaba de un lado a otro por mi habitación, pensando si debía seguir adelante con esto. Quiero decir, él no me reconoció y no tengo que preocuparme por que me rechace. Tomé una decisión. Tenía que aceptar su propuesta. «Eliana, querida, te traje un té de jengibre para el estómago», Anunció mi tía al entrar. «La criada, Solidad, me dijo que no querías que te molestaran anoche, así que te dejé dormir. ¿Cómo te encuentras ahora?». «Gracias, tía. Ahora estoy bien», respondí. Cogí la taza de té de jengibre que me ofrecía y me lo bebí. «Eli, deberías estar en la cama. Que te sientas mejor no significa que ya estés mejor». Me llevó a la cama y me hizo sentarme. En cuanto me senté, hice una mueca de dolor. Todavía estaba muy dolorida por la aventura de la noche anterior con el mejor amigo de mi padre. «¿Ves, Eli? Aún no estás bien. ¿Llamo al médico?», preguntó mi tía, claramente preocupada. Si supiera lo que realmente me pasaba... «Tía,
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