¿Anticonceptivos?Temblé de pies a cabeza, mirando a Daniel con incredulidad: —¿Qué anticonceptivos?Él desvió la vista, aflojándose la corbata: —En fin, es imposible que estuvieras embarazada.Lo miré fijamente y de pronto, todo encajó.Esas vitaminas que me daba cada mañana, dijo que fueron suplementos suizos exclusivos, eran píldoras anticonceptivas.Por eso cada ginecólogo decía que mis hormonas eran anómalas para concebir.Yo, ingenuamente, creí que era el estrés. Tomaba nutrientes extra, hacía yoga, todo por un bebé.La ironía más cruel era que hace tres meses, desconfié de esos suplementos y dejé de tomarlos por dudar su componente. Su plan anticonceptivo falló por mi precaución.El dolor en el vientre estalló, la sangre manó a borbotones.Miré hacia abajo, mi vestido blanco ahora era rojo escarlata. Finalmente entendí.Me aferré a su mano: —Te lo ruego, llama una ambulancia…En sus ojos vi duda, pero Victoria interrumpió:—Estudié la medicina. Ningún aborto sangra así. Si
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