Capítulo 72: Un hombre sin límitesRodrigo se detuvo en la puerta, volvió con una mirada divertida y se recostó en la mesa, observando a Andrews con un aire astuto.—¿Quieres ayuda para acercarte a Aurora?Andrews, que ahora revisaba algunos documentos, ni siquiera levantó la vista.—No necesito acercarme a ella.—Ah, vamos… —Rodrigo cruzó los brazos, inclinando la cabeza—. Ya pagaste las cuotas de la universidad, decidiste que tendrá una beca completa, estás vigilando sus pasos… Parece que estás bastante interesado.Andrews entonces levantó la vista, mirando a Rodrigo con frialdad.—Nada ha cambiado respecto a ella. No me acercaré a ella como mujer.Rodrigo arqueó una ceja, claramente dudando.—¿Y por qué?Andrews cerró la carpeta de documentos y respondió con tono seco.—Porque todavía debe pagar por lo que hizo, así de simple. Estoy casado con una mujer a quien ni siquiera conozco.Rodrigo soltó un suspiro, rodando los ojos.—¿De verdad crees que ella tuvo elección?—Eso no impor

Capítulo 74: ¿Helena es tu ex?Con Helena petrificada frente a él, Andrews dio un paso adelante, su mirada seria e inquisitiva.—¿Qué haces aquí? —su voz salió fría, pero había un peso distinto en ella, algo distante que no lograba identificar, como si no tuviera control sobre sí mismo.—¿Cómo dices? Tú mismo quisiste que viniera. Sabía que toda esa dureza era solo una fachada. Siempre me has querido —balbuceó, realmente emocionada.—¿Estás segura de eso? —preguntó, mirándola a los ojos.Helena, con los ojos llorosos, no dudó. Avanzó y lo abrazó fuerte, su perfume familiar envolviéndolo.—Perdóname, Andrews… —susurró contra su pecho.Él intentó apartarla, pero su cuerpo no obedeció. El efecto de la droga que Rodrigo había puesto en su bebida lo hacía lento, incapaz de reaccionar con su habitual firmeza. No era un afrodisíaco, sino algo que lo debilitaba.—Perdóname… —repitió Helena, con la voz entrecortada.Andrews parpadeó, sintiendo la mente confusa. No lograba recordar exactament

Capítulo 76: Sentimientos opuestos—Lo siento mucho, Andrews. Todo lo que tengo es un profundo rencor hacia ti. Jugaste conmigo tantas veces que ni sé cómo sigo aquí. Así que… no cederé a tus avances… porque… —sonrió amargamente— cuando estés bien, simplemente no recordarás y seguirás haciéndome daño. Mentirás cuando estés borracho, fuera de tus razones, confundido. Porque cuando estás sobrio, cuando realmente puedes elegir un rumbo, todo lo que haces es lastimarme. Eso dice más que mil palabras; no soy un juguete.Las palabras flotaron en el aire entre ellos. Él la miraba sin palabras, su sonrisa desapareció por un momento mientras ella mantenía la mirada fija en él, sin poder apartarla también; estaba claro que ambos sentían algo.Él guardó silencio un tiempo, como intentando procesar lo que ella había dicho. Entonces murmuró, casi en un susurro, con la respiración más lenta:—Verás que hay un modo… si he llegado a darme cuenta de que existe un modo para todas las cosas, tú también

Capítulo 78: Otra parte de tiDonovan, a su lado, sonrió de lado, cruzando los brazos.—Sí. Tal vez hayas subestimado a tu esposa. Puede romperte las piernas, señor Andrews —bromeó.Andrews mantuvo los ojos fijos en Aurora, sintiendo que algo diferente crecía dentro de él. Fascinación. Interés. Y tal vez, una punzada de frustración al darse cuenta de que, una vez más, ella era mucho más de lo que él pensaba.Continuó observando a distancia mientras el evento llegaba a su fin y Aurora caminaba por el campus junto a Alice. Su rostro permanecía impasible, pero su mente trabajaba rápido, absorbiendo cada detalle.—¿Qué piensa hacer, señor Andrews? ¿Va a ir ahora? La gente está empezando a reconocerlo. Debería haber venido más casual —rompió el silencio Donovan.—Vamos a quedarnos un poco más —dijo él, sin quitar los ojos de Aurora—. Quiero ver cuál es su rutina, qué hace aquí, qué estudia.Donovan levantó una ceja, pero asintió, ocultando una sonrisa discreta.Andrews continuó caminando,

Capítulo 80: En la empresa de AndrewsAl día siguiente, Aurora y Alice se preparaban para la entrevista. Mientras Alice mantenía una sonrisa confiada, Aurora luchaba por disimular los nervios.La sensación empeoró aún más al llegar frente a la inmensa empresa. El edificio, con más de cien pisos, parecía un monstruo gigante ante Aurora.—¿Cómo es posible que una empresa tan grande nos haya contratado? —preguntó, tragando saliva.—No lo sé, tuvimos suerte. ¿No es bueno? —preguntó Alice, tratando de disimular su propio nerviosismo.Al pasar por la recepción, siguieron hasta el piso indicado, llegando a la sala de espera, donde la tensión en el aire era evidente.—Todo saldrá bien. Solo necesitamos pasar desapercibidas. Es una empresa enorme, seremos solo hormigas aquí —intentó tranquilizarla Alice, aunque mantenía la mirada nerviosa fija en la pantalla del celular.Aun así, Aurora no lograba deshacerse de la sensación de que algo estaba fuera de lugar.Mientras tanto, Rodrigo leía el men