—Bueno, tú lo has dicho... —comencé, sonriendo.—¡Ven aquí! —me atrajo hacia él, me abrazó por la cintura, se acercó a mis labios, y yo sonreí y puse mi dedo sobre sus labios, impidiéndole que me besara.—¡Come mi pintalabios! ¡Y yo quiero una foto perfecta, justo después de convertirme en tu esposa!—Sabes que eso no me detendrá, ¿verdad? —sonrió y quiso besarme, pero Olia nos interrumpió.—Eh, jóvenes, ¿os vais a casar o qué?—¡Sí! Respondió Nikita por los dos y, tras darme un beso, me sentó en la limusina nupcial.Cuando llegamos al registro civil, volví a sentir nervios, además era el mismo registro civil en el que nos casamos con Kolya. Tardé mucho en decidirme a salir, pero Nikita literalmente me sacó
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