Comencé a dar pequeños saltitos antes de ir por nuestra hija al avión, la había dejado seguir durmiendo un poco más ya que debimos ver que todo estuviera bien antes de bajar. Una vez que emprendimos el viaje a donde sea que estábamos yendo paramos en un mega supermercado a comprar, lo bueno es que había mandarinas y naranjas pero también había peras, frutillas, arándanos, kiwis, damascos, mango, pomelo rosado, manzanas rojas y verdes, ananá, bendita sea la primavera Argentina. Damien estaba a punto de matarme porque comencé a llenar el carrito de frutas y no solo llevaba un kilo, no, no llevaba de a tres o cuatro kilos, definitivamente me iba a hacer una ensalada de frutas bien suculenta, al terminar con la frutas seguí con las verduras bajo la intensa mirada de mi esposo, el cual cargaba a la bebe para que yo pudiera elegir la verdura, elegí acelga, alcaucil, brócoli, coliflor, espárragos, espinaca, lechuga, morrón, radicheta, remolacha, repollo, tomate, zapallito verde, cebolla mora
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