— Catarina, quiero hablar contigo.— Pero eres muy ingenua, eh, perra, al venir aquí y hacerle la vida imposible a mi amiga. — Samantha le habló inmediatamente a Ana Carolina.— Catarina, si no fuera importante no iría a por ti, pero por favor, escúchame. — Ana Carolina habló como si estuviera llorando y en un claro intento de al menos ser amable.— Ni hablar. Sal de aquí y deja a Cat en paz. — Samantha estaba irritada y era peligroso para ella ir tras Ana Carolina.— Sam, déjalo, voy a escuchar lo que tiene que decir, no quiero que siga rondando por aquí. Es mejor escucharla de una vez por todas y quitarme esta carga de encima. — Le dije a Samantha.Ana Carolina no perdió tiempo, acercó la silla a mi lado y se sentó.—Mira, Catarina, te voy a hablar como una madre a otra madre. —Empezó, poniéndose la mano en el pecho—. Sabes que es difícil criar a un hijo sola, y sé que estás criando al tuyo porque ni siquiera sabes quién es su padre. —Ya empezaba a arrepentirme de haber escuchado a
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