Evelyn. —Cada vez que me miras de esa forma, me lo creo—, permanezco en silencio mientras las imágenes siguen corriendo en la pantalla. —Sé lo tonto que se ve que lo vuelva a decir, pero tú sabes mis sentimientos por tí. Lo observo y simplemente sonrío con el pensamiento que me surge al escucharlo. —Mi amor amor no tiene fecha de caducidad— reitera y asiento, dándole lo que necesita para seguir lo mismo que mis ojos ven. La pantalla donde mi actuación magistral da de hablar, pues "el amor" por mi marido se me desborda en los ojos. Cuando te joden la primera vez, nada te parece igual. Por ello, ninguna palabra que involucre amor me hace perder el punto al que siempre apunto. Tal vez dañe como la infección que tanto detesto, o tal vez solo sea como ellos y haya simplemente encontrado la motivación justa para hacerlo con otros. En cualquier caso, aprendí a simularlo mejor que nadie. Las cámaras me aman. Los gestos suaves, la sonrisa dosificada, la ternura que practiqué fre

Logan. —No quiero preguntar, pero sí queremos saber cada paso que dé —dice Pellman, con esa forma cuidadosa de hablar que usan los que creen que pueden disfrazar control con cortesía. Busca una reacción mía, alguna muestra de que voy a colaborar como él quiere, como buen soldado obediente que espera órdenes de un superior. Pierde el tiempo, porque no tengo a nadie sobre mi cargo que reciba una inclinación de cabeza, y ellos aún menos. —Comisionado, no tergiverse las cosas —continúa el secretario, midiendo palabras como si eso fuera a servirme para aclarar lo que intentan decirme sin detalles—. No queremos que se sienta vigilado, es simple protocolo. El consejo central de Hampshire necesita respuestas, y usted es la única fuente confiable. —Pero sucede que no quieren acoplarse a un sistema mucho más centrado en la búsqueda a gran escala —le corto sin mirarlo, hojeando los documentos que tengo en la mano, uno que ellos no querían firmar hasta que presioné recordando mi título—

Evelyn. —Tranquilo, cielo— me acerco al pequeño que está en la esquina del salón repleto de telarañas—. No te haré daño. Solo quiero acercarme, ¿Puedo hacerlo? Mueve la cabeza una sola vez. Le pido la chaqueta a Cry y me la pasa sin hacer movimientos bruscos pata no asustarlo. Camino a pasos lentos hasta que logro cubrir sus hombros delgados, calentando su cuerpo que se siente muy frío. El repudio que siento por las escorias humanas que hacen este tipo de cosas me hace apretar mi estómago, mientras lo ayudo a ponerse de pie. Está descalzo, con los tobillos raspados y la nariz rota. «Lo golpearon recientemente» —¿Quieres agua?— vuelve a mover la cabeza y con el paso fuerte de Cryllend tiembla. Mi acompañante se disculpa y me entrega la botella con movimientos más suaves. Lo dejo que beba la que necesita y luego lo ayudo a caminar con pasos lentos—. ¿Solo es él? —Cuando llegué sí— me contesta siendo más consciente de que puede asustarlo—. Pero hay señales de que fueron má

Evelyn. —¿Sucede algo?— Logan mi mira como si despreciara cada respiro del supervisor, mientras tomo el móvil cuando veo los ojos de Gaynor sobre mi mano. —Sí—, se fija en lo que cargo entre los dedos cuando lo elevo—. Sucede que se me prometió que me evitarían este tipo de cosas y usted incumplió su palabra, supervisor. Logan parece no creer la elocuente calma que muestro, cuando la piel enrojecida de su rostro deja claro que no estoy para nada calmada. —Es inaudito que la palabra de un hombre como usted valga tan poco— deslizo los dedos en la pantalla sin saber realmente a quién llamar. Tengo la mente en blanco y mis pensamientos no tienen un camino para dirigir, porque todos brincan de un lado a otro. —Mi marido va a enterarse de esto. «Se escucha tan ridículo para mí»La llamada es contestada al segundo timbre, en lo que sigo viendo a otro lado, como si mi indignación por verlo fuera exactamente por eso y no furia contra mí, por el golpe que aún tengo por lo que acabo de e