—¿No sabías? —preguntó Camila mientras tomaba un sorbo de su bebida—. La familia Morales se vino abajo hace ya un par de años. Con la llegada de nuevas empresas, fueron quedando rezagados hasta que terminaron vendiendo casi todos sus activos. Ya ni siquiera se les compara con negocios medianos.A Susana se le agrandaron los ojos. No tenía idea de nada de eso. Desde la última vez en el hospital, había cortado todo contacto con Rodrigo. Llevaba años concentrada en su vida en el extranjero y no se había enterado del colapso empresarial de los Morales.Mientras comían, Clara arrugó la carita:—Papá, me siento mal… me duele la panza y quiero vomitar.Leandro tocó su frente y frunció el ceño.—Está ardiendo. Seguro es por el cambio de clima… se resfrió.Susana se levantó de inmediato y salieron a buscar un taxi para ir al hospital.Después de un control pediátrico, el médico le recetó antipiréticos. Tras tomar la medicación, Clara se durmió acurrucada en los brazos de Susana, provocando una
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