Capítulo 72 —Eres valiente. Pero él… es El DiabloNarrador:Pasaron un par de días desde la cena en lo de los Suárez, y Sasha se mantuvo tan lejos de Roman como pudo. No por miedo, esa palabra no existía en su diccionario, sino porque sabía que si lo enfrentaba de nuevo, acabaría explotando. Y lo último que quería era arruinar el fin de semana romántico que tanto había esperado. Su primer fin de semana a solas con Eros, sin escondites, sin interrupciones, solo ellos. El plan era perfecto, casi, porque, como siempre, Roman se las arreglaba para joderle algo.—No necesitas coche propio —le había dicho con tono seco cuando ella le insistió por décima vez en la semana —Tienes chofer y escolta. No eres una universitaria común, Sasha.Traducción: no vas a tener libertad, no mientras yo respire.Pero Sasha no era del tipo que se rendía ante una negativa. Mucho menos si tenía un as bajo la manga; Natalia, que además de ser la mujer que tenía loco a Dominic, también era su cómplice silenciosa.

Capítulo 74 —9 mm negraNarrador: Después de una ducha rápida, Sasha salió del baño envuelta en el vapor tibio y con el cabello aún goteando. No se molestó en vestirse del todo. Tomó una de las camisetas de Eros, una gris, suave, que le quedaba larga pero no tanto como para cubrirle del todo, y se la puso. Sabía lo que esa imagen le provocaba. Y también sabía que él no lo disimulaba jamás. Mientras se secaba un poco el cabello con una toalla, escuchó el leve chisporroteo del sartén en la cocina y el olor irresistible de la comida. Caminó descalza hasta la pequeña barra que separaba los espacios. Eros estaba de espaldas, con un pantalón deportivo bajo y el torso desnudo, concentrado en lo que preparaba. No la oyó llegar. Sasha sonrió, se acercó en silencio y lo abrazó por la espalda, apoyando la mejilla en su omóplato, rodeándolo con los brazos. Eros se tensó un segundo, sorprendido, y luego soltó una risa baja.—Mmm… me gusta este tipo de emboscadas —murmuró. Ella no dijo nada. Solo e

Capítulo 76 —Sellemos el pactoNarrador:Natalia se puso tensa al instante. Bajó la mirada un segundo y luego lo enfrentó, con los brazos cruzados y la expresión cerrada.—¿Y qué hacías tú yendo a la cabaña de Eros?Dominic soltó una risa seca, sin pizca de humor.—No intentes hacerte la graciosa. No vas a cambiar de tema con una pregunta. Ya te diré por qué fui, pero ahora me respondes tú. —Se acercó, sin levantar la voz, pero con esa firmeza que no admitía evasivas. —Te hice una pregunta. Te la repito, por si no la escuchaste bien: ¿quieres contarme algo?Natalia tragó saliva, dudando. Se mordió el labio, sin saber si decir la verdad… o mentir. Porque por primera vez en mucho tiempo, no tenía idea de qué tan molesto estaba Dominic.Respiró hondo, lo miró con seriedad y dijo:—Si fuiste a la cabaña de Eros… entonces ya sabes que él y Sasha están juntos.Dominic asintió, sin sorpresa en el rostro.—Sí. Lo sospechaba desde hace tiempo. Por eso, cuando Sasha me dijo que saldría el fin de

Capítulo 78 —VenganzaNarrador:Sasha lo miraba aún con la cabeza dando vueltas, como si lo que acababa de pasar hubiera sido un pequeño terremoto emocional. Se giró hacia Eros, que volvía de afuera tras comprobar que Dominic se había marchado del todo, y le dijo en voz baja:—¿De verdad crees que va a apoyarnos hasta el final?Eros se sentó junto a ella y le pasó un brazo por los hombros.—Nadie conoce mejor al Diablo que Dominic. Si dijo que está con nosotros, es porque lo pensó bien. Ese tipo no improvisa.—Igual me sorprende —confesó ella, acurrucándose contra su pecho —Que no se haya puesto del lado de mi papá.Eros le besó la frente.—Se puso del lado de quienes aman sin permiso. Porque él sabe lo que es eso también.—¿Lo dices por Natalia?—¿Y por quién más? —rió él —A Dominic le brillan los ojos cuando ella respira cerca. Lo que pasa es que se hacen los duros.—No son los únicos —respondió ella, y le clavó los ojos con una sonrisa torcida.Eros soltó una carcajada ronca y le mo

Capítulo 80 —Llevo la sangre del Diablo en las venasNarrador:Eros se despertó con el ceño levemente fruncido, aún desorientado. El sol entraba por entre las cortinas con un tono cálido, y el silencio en la habitación era tan inusual que lo hizo abrir los ojos de golpe. Alargó el brazo hacia el costado de la cama, tanteando con la palma el lugar donde Sasha debería estar, lo encontró frío y vacío. Se incorporó de golpe, sentado en la cama con el corazón acelerado.—¡Sasha! —gritó, con una mezcla de susto y desconcierto.—¡Ya me extrañas, mi amor! ¡Te llevo el desayuno! —Desde la cocina, su voz le llegó como un bálsamo.Eros cerró los ojos un segundo, exhalando aliviado, y negó con la cabeza con una sonrisa. Se levantó despacio, caminó hasta el baño y se arrojó un poco de agua fresca al rostro. El reflejo en el espejo le devolvió una mueca divertida. Se pasó una mano por el cabello, aún alborotado por la noche anterior, y regresó a la cama. El aroma del café ya se colaba en la habitaci