Capitulo 21. A la defensiva. Semanas después. Hoy ya casi cuatro meses, Valentina no hace más que escuchar discretamente las conversaciones de Ricardo con Olivia, él que sale a diario para hablar con ella, no se da cuenta que ya Valentina sabe de sus constantes llamadas y mensajes. R: Voy a intentarlo, pero no puedo prometerte nada, las cosas están complicadas aquí y llega la temporada de navidad. O: Por lo menos Puedo intentar e ir a visitarte, estaré en casa para la fecha de noche buena y Puedo pasar fin de año contigo. R: Por ahora no es posible, como te dije, las cosas aquí no están bien, y mi abuelo no es amante a las visitas, lo mejor será que por un tiempo sea yo quien vaya a verte, veré que puedo hacer y aunque sea iré unos días, creo que puedo resolverlo, pero no es algo seguro. O: Entiendo, está bien, no importa, lo importante es que estés bien, que podamos vernos, sea allá en América o en CDMX, no importa, siempre y cuando sigamos juntos. Valentina apenas escucha, e

Capítulo 23. Desatados. Valentina sonríe ligeramente siguiéndola a la pista de baile, “Que hablen de mí – Francy”. “Yo sé que no le caigo muy bien a todo el mundo. Y que a todos no les gusta mi forma de ser. Porque dicen que soy antipática. Imponente, rebelde y patética. La creída; la mala; la odiada; la que más se cree. Pero yo sé que eso es pura envidia. Porque saben que soy muy sencilla. También sé que en esta vida todo tiene un interés. Que hablen de mí, que hablen de mí. Eso no me importa. Que hablen de mí, que hablen de mí. Eso me resbala. Menos mal que yo tengo un corazón que todo soporta. Peor fuera que de mi nadie nadie hablara. Menos al que yo tengo un corazón que todo soporta. Peor fuera que de mi nadie nadie hablara Ah”. Las chicas bailan frente a Ricardo y Agustín que las ven divertirse, solas, ellas dos disfrutan solas. Aunque la parejita no está tan apegada como se espera, causan especulación entre los amigos de la vida ajena, pues no hay contacto físico entre los

Capítulo 25. Entrega total. Ricardo se toca la frente limpiando la zona que gotea por el sudor, está mareado y Lucia insiste en que tome un poco más, apenas a tomado dos tragos y le hace las cosas difíciles. Mientras que Alondra no deja de insistir en que Valentina vaya rápidamente porque algo no le parece bien. A: Valentina, tienes que venir, esa mujer se está aprovechando, él parece ebrio, incluso está sobre él insistente, no creo que esté bien amiga. Valentina a su vez deja incómoda mente caer una lágrima, ya ha sido suficiente de sus mujeres, su vicio por él alcohol, por Lucia, ella llega hasta donde está porque él no le da un paro, Ricardo nunca es de emborracharse, lo que deja ver que claramente es consiente de lo que hace, algo que la pone mal porque solo le a pedido una cosa, solo una y él lo a ignorado. V: por favor Alondra, tú ignóralos, yo no tengo porque estar cuidándolo, si él quiere estar con ella, va a estarlo, este o no presente. A: Chalé, me preocupa

Capitulo 27. Verdades. Mientras Ricardo lucha por recuperarse, Valentina llega con su ahijado, para refugiarse en sus amigos. —Madrina, tú cabello es muy largo…— Valentina sonríe ante él pequeño que le acaricia el cabello y el bebé dormido entre sus brazos. —Me gusta tenerlo largo cariño. —¿Yo también puedo tenerlo largo? —No, los niños para verse guapo los deben llevar corto, ¿Tú quieres verte guapo? —Si, si, guapo como papá. Valentina no para de reír, notando a Isabela llegar con bebidas. —No te queda mal, ya se están demorando el joven Ricardo y tú, ¿Cuándo le vas a dar su primer heredero? Valentina observa en silencio al bebé regordete en sus brazos, una belleza, una dulzura, la inocencia misma y duda, ella sabe que debe buscar una pastilla de emergencia, sin embargo por un instante duda, podría simplemente dejar que todo fluya, si queda embarazada ahora quizás las cosas cambien, pero a su vez recuerda que le prometió al abuelo 3 años, para darle la oportunidad a R

Capítulo 29. Hospitalización. Ricardo la carga en sus brazos y la lleva al sofá, Valentina está pálida como un papel y Ricardo no duda en vestirse mientras llama a sus hombres de seguridad. R: Gael, trae la camioneta, prepárense que voy de salida, apresúrate. G: Si señor. —Valentina…— Le habla mientras se pone la camisa aproximándose para revisarla.— Ey…— Toma su barbilla y ella lo mira débil.— ¿Qué tienes? Dime que te pasa. —No lo sé, me siento mal Ricardo. —Tranquila, voy a llevarte al la clínica. Ricardo corre a la habitación por su bolso y un abrigo y baja rápidamente notando que a llegado sus hombres con la camioneta, él abre la puerta y luego vuelve por Valentina cubriéndola con el abrigo y la carga en sus brazos llevándola hacia él auto. —¿Qué pasó señor? —Ahora no puedo explicarlo Gael, conduce, a la clínica más cerca, rápido. Ricardo la sostiene sobre su pecho y Valentina intenta alejarse, pero él la detiene. —No quiero ir a la clínica, Ricardo, no me gustan