C121-VERGUENZA PÚBLICA.Esa mañana, Kate bajó del coche y caminó hacia la entrada del bufete. Grayson había solucionado lo del hospital, sí. Pero ella no iba a confiarse, por lo que volvería al trabajo, no queria depender de nadie, mucho menos de él.Pero el recuerdo de Grayson tomándole la mano, suplicándole que lo perdonara, cruzó su mente de golpe; parpadeó rápido y negó con la cabeza.No. No iba a pensar en eso y tampoco iba a ceder.Pero justo cuando iba a abrir la puerta de su oficina, se detuvo en seco. Sus cosas estaban apiladas en cajas.—¿Pero qué…?Miró alrededor, confundida, y vio a Eva, su asistente, saliendo de la sala de reuniones.—Eva —la llamó Kate, con el ceño fruncido—. ¿Qué está pasando? ¿Por qué están mis cosas afuera?La joven tragó saliva, nerviosa, sin atreverse a mirarla a los ojos.—El señor White quiere verte… Está en su oficina.Kate sintió que el mal presentimiento crecía en su pecho como una masa densa, aun así apretó la mandíbula y se dirigió al despach
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