POV BenjamínEra buena en lo que hacía, no lo iba a negar. Me quise quedar cerca por si necesitaba ayudaba, pero era claro que no. Emily lo hizo bien, con todos los reporteros tuvo mucha conexión, hizo bien su papel como modelo y, sobre todo, como embajadora del producto.Que mejor manera de mostrar la efectividad que ella misma mostrando en su rostro como quedaban los pigmentos, creo que no hay mejor vitrina que esa.Me encontré con varios colegas y todos preguntaban por ella, creo que, si es real eso que tiene mucha presencia, pues no pasa desapercibida.La miré de pie en la barra, estaba tomando una copa de champaña.—Benjamín, ¿Cómo estás?—Oh, Anastasia, cuanto tiempo.La mujer me da un apretón de manos y dialoga un poco conmigo.—Han hablado mucho de este producto, tanto, que tuve que venir a verlo con mis propios

POV EmilyTodo fue muy extraño, me sentí como en una encrucijada. Lo más raro, es que me llega el mensaje de Raúl donde decía.—Disculpa, mañana no podré salir a correr, olvidé que tengo un compromiso importante.Con ese mensaje me fui a dormir.El otro día, desperté muy temprano y salí sola a correr, tomé las mismas calles para no extraviarme, salí por unos treinta minutos, estaba cansada y no quería agotarme más. En el momento que regreso al edificio, me doy cuenta que Raúl está entrando con su ropa deportiva.—Entonces, sí salió a correr —me dije a mi misma.No quise darle vueltas al asunto, solo seguí mi día como si nada. Me preparé para ir a la compañía, tenía que hacer algunos videos de promoción que serán publicados una ve

POV Emily Raúl era amable, me caía muy bien. No puedo decir que me gusta y que tenía intenciones de algo más con él, porque no es así, recién lo conozco. Sí es guapo, educado y conversador, me resultaba atractivo, pero sabía que no iba pasar nada más… me da coraje que de la nada, ya él no pueda ser mi amigo porque el señor Jones es un idiota de mierd*.—Bien, solo la esperaba para eso, no le quito más tiempo. Señorita Emily.—Vaya, de repente tanta formalidad.—Es mejor hacerlo de esa manera. Ya sabe, para evitar malos entendidos.¡Ay, señor Jones!Un hombre guapo me estaba dando atención por primera vez, y justo ahora que pasa, sucede esto. ¡Aish!Era obvio que los supuestos regalos eran mentira, a mi puerta no llegó nada.Entre él y yo mantuvimos ciert

POV EmilyEn realidad, esto solo aumentaba mis nervios, sentía más presión, ¿Cómo no hacerlo? entre más hablaba el señor Jones, más sentía que iba a poder encajar con su familia. ¿Y si su madre descubre lo que estamos haciendo? ¿y si en una de sus preguntas termina ponchando todo?—Vaya, no sé si para mañana pueda estar preparada.—Lo estará, para eso la he traído aquí hoy.Él seguía comiendo con tanta elegancia y tranquilidad, mientras que yo sentía mi corazón agitarse.—No hace falta que esté tensa, señorita Daniel —dice meneando su copa de vino.—Eso debió decirlo antes, señor. Ya estoy muy nerviosa.—Solo debe ser cordial, pero al mismo tiempo, mostrar firmeza y seguridad.Asentí, pero era claro que sus palabras no calmaban nada.—Escuche, mi madre no es amante a esas mujeres que son demasiado… Cómo decirlo ¿complacientes? Esas que quieren ser aprobadas, pero con esfuerzo, la que le dará la razón en todo con tal de empatizar, que se ría de sobremanera de sus chistes malos, no es l

POV Benjamín—Oh, has mantenido impecable tu casa. Todo luce maravilloso, hijo.Mamá es una mujer amante a que todo esté impecable, en orden, reluciente. Ha sabido mantener todo organizado, su hogar, su familia y su matrimonio. No por nada mi padre dice que mi mamá es el pilar de absolutamente todo.—Vi el evento al que la marca fue invitado y quedé admirada, no sabes lo feliz que estaba por ver tantos comentarios positivos. Tu padre es de pocas palabras, pero ese día, dijo que estaba muy orgulloso del trabajo que estabas haciendo.Mamá desempacaba las maletas, las de ella y las de mi padre.—Significa mucho para mí que digas eso.—La señora Pedroza dice que eres un hombre con mucho potencial, no se equivoca.—¿Qué? ¿de verdad ella dijo eso?—Claro que sí.Fruncí mi boca poniéndolo en duda.—Pero la señora Pedroza me odia en silencio, casi siempre me lleva la contraria. No sé si soy su socio o su rival. Tiene días en los que es muy difícil de tratar, pero otros, es amable.—Hace lo qu