Narrador Omnisciente.Caleb, Observó a Luna, quien sonreía maravillada y feliz, con la habitación que había sido preparada, para los novios en su noche de bodas. ─ ¿Me esperas unos minutos? ─ Sonrió Luna, feliz. Caleb, la observó y asintió acariciando su rostro. Luna, ingresó al tocador, pero enseguida volvió a salir pidiéndole ayuda a su esposo con la botonadura en la espalda del vestido. Caleb, desajustó cada botón y acarició la espalda de su esposa, deseaba olvidar aunque sea por un momento a Samantha. ─ Será solo un momento, lo prometo ─ Sonrió Luna, ingresando nuevamente al tocador. Caleb, esperó caminando por la habitación de un lado a otro, sentía el deseo de está en una habitación y no precisamente esa. Deseaba comprobar lo que su mente estaba imaginando. El recuerdo de Samantha, dándole la felación, lo llenó y lo excitó, la deseó tener.─ Ya estoy lista ─ musitó Luna, sacando a Caleb, de sus pensamientos. Caleb, la observa con su hermosa lencería blanca, recorre el cuer

Narrador Omnisciente.Jaime, despierta sintiendo que en su cabeza están martillando, gira su rostro y observa las pastillas y el vaso de agua. Sonríe pensando que su Samy, siempre lo cuida, se acomoda de medio lado y toma las pastillas con el agua, llevándolas a su boca y volviendo acomodar la cabeza en la cama. De pronto, se sienta y siente como si le hubiesen dado un fuerte golpe en la cabeza, se lleva las manos hacia sus sienes y masajea el lugar. Observa la habitación y trata de ubicar a Samantha, en ella. Mueve las sábanas y nota su desnudez, sonríe pensando en Samantha y tratando de recordar lo que a sucedido.Se levanta y va para la ducha, necesita agua fría en su cabeza. Los recuerdos comienzan a llegar, el martillo en su cabeza se hace más fuerte. Samantha, en la boda de su hermano, con el hijo de su jefe.Su respiración se hace pesada y de pronto el agua que está helada la siente caliente. Samantha, no le puede hacer esto, ellos son novios desde niños. Ella, solo está f

Narrador Omnisciente.Jaime, llegó al hospital, intentando nuevamente la llamada a Samantha, revisó el historial de llamadas, no podía creer que cincuenta y cuatro llamadas a su novia y esta, todavía no hubiese respondido y ni siquiera un mensaje de texto o WhatsApp. Nada, absolutamente nada, había sido correspondido por parte de Samantha. Jaime, salió del ascensor y caminó por el largo pasillo, hasta llegar al consultorio de Samantha, le preguntó a la enfermera, que siempre estaba ayudándola en sus consultas y ella, le informó que había estado temprano, pero no había durado más de una hora en el hospital.Jaime, salió del hospital, le envío el mensaje número treinta y Samantha, nisiquiera los había revisado, pero ya le habían llegado, él siguió insistiendo con las llamadas, pero nada de respuesta obtenía por parte de ella. Jaime, salió para su casa y la buscó sin conseguirla, de allí se fue para el bufete a hablar con Daython, pero el hombre tampoco estaba y su padre, seguía enferm

Narrador Omnisciente.─ Se puede saber ¿Por qué el abogado Jaime Ghill, renunció hoy a nuestro bufete? ─ Le preguntó el señor Bristhon, a su hijo.─ Samantha, fue su novia ─ respondió Dalthon. Su padre, sonrió orgulloso de que su hijo, le hubiese quitado la novia, a un gran libertino. Jaime, era buena persona y muy buen abogado, pero lo había visto con demasiadas mujeres y eso solo era, señal de enfermedades y problemas. Samantha, cuando llegó a la mansión Lumbardi, consiguió a César, acostado en la cama con Aleska, abrazándola y hablándole de música. Sebastián, estaba revisando un sistema en su portátil. ─ ¿Samy? ─ Preguntó Aleska, al escuchar la voz de Samantha. ─ Sí, y vengo a preguntarles ¿Por qué no me acompañaron? ─ Preguntó Samantha. Su primo Sebastián, soltó un profundo suspiro y César, guardó silencio. ─ Creo que yo soy la culpable ─ musitó Aleska, con pesar. ─ ¿Por qué eres culpable? ─ Le preguntó la cardióloga y ella, tomó una bocanada de aire. ─ Espero que para mi

Narrador Omnisciente.─ Todavía no puedo creer, lo que ustedes tres hicieron, mocosas impertinentes y malvadas ─ gruñó Samantha, observando a su sobrina Gianna, a su prima Hailey y a su hermana Lissie. Las dos primeras, sin darle mucha importancia al regaño y la última, enrojecida desde los pies a la cabeza. ─ ¿Qué hicieron? ─ Preguntó César, llamando la atención de la familia y dirigiendo la mirada de la enfurecida Samantha, a las tres adolescentes, de las dos primeras, que había nombrado Samy, con toda seguridad estaban conteniendo soltar la carcajada y la última, estaba casi temblando. ─ ¿Tienen el honor Ustedes, o lo tengo yo? ─ Gruñe Samantha. ─ ¿Qué han hecho? ─ Pregunta Ashley, asombrada mirando con sospecha a su hija y luego a las otras dos.─ ¿Quién es la que va hablar? ─ gruñe Jordan, pues conoce muy bien a su hija Hailey, cuando se une con Gianna, él desea tanto que ambas adolescentes, fuesen igual que Lissie, pero no es así, esas dos mocosas son atrevidas e impulsivas.