Capitulo 11. Mientras comíamos no he dicho ni una sola palabra y él tampoco me ha dicho nada a mí. He de decir que es un hombre perfecto, no se puede ser más perfecto, la verdad. Es como un Dios hecho hombre. Esa camiseta blanca que se le ajusta perfectamente a su torso, esos brazos musculados, ese pantalón vaquero desgastado que resalta su trasero y que me hace perder la razón. ¿Pero qué me pasa? parezco una adolescente con las hormonas alborotadas. ¡Ay Dios! Espero que no haya notado como lo he estado mirando. Nada más terminar de comer he recogido la mesa y he salido al exterior y he puesto como excusa que las gallinas tenían que comer. Necesitaba respirar y salir de la casa. Además en mi ausencia ellos pueden ponerse al día y hablar con tranquilidad. Tardó todo el tiempo que puedo y más, no se qué decir, ni que hacer. Pero si que sé una cosa, necesito alejarme lo más posible de él. Jorge me desconcierta y me atrae a partes iguales. Si él hubiera aparecido el día de nuestra

Capitulo 13. Pues la cena no estuvo ni tan mal, la comida escasa pero muy buena. Lo que más me gustó fue el postre era algo así como un volcán de chocolate con toques de frutos rojos. No se lo que ha costado, tampoco lo he querido mirar pero estoy segura de que ha costado más de lo que gano yo descargando el camión de la pescadería. Llegamos a casa pasadas las doce, la abuela y Jorge se quedan un rato conversando en el salón mientras tanto subo al dormitorio principal y cambio las sábanas, ventilo a la habitación y limpio el polvo. Bajo las escaleras y me quedo parada, donde se supone que tengo que dormir. Supongo que con la abuela pero recuerdo el contrato. "Cláusula número quince: La esposa compartirá el dormitorio con su esposo siempre y cuando él lo quiera y dispondrá de intimidad cuando él lo desee..." Bueno esperaré a ver qué dice, pero no creo que me pida dormir con él cuando está más que claro que no está interesado en mi. La una y media y siguen conversado, no

Capítulo 15. —Bueno, al menos tienes coche nuevo y un montón de ropa. —Abuela, no sé si sea correcto aceptarlo. —¿Y por qué no? ¿Acaso no estás casada con él? —No por mucho tiempo... —Bueno, si Jorge decide firmar los papeles del divorcio, te quedarás conmigo. Mañana tengo que viajar a la capital... Si todo sale bien, esos dos no podrán incapacitarme y volveré a disponer de todo mi dinero. —Abuela, sabes que mañana tengo la entrevista de trabajo en la fábrica de carnes. Con el dinero que consiga ganar allí, podremos vivir bien. —Eres tan buena, Gabriela. Y ahora dame un beso, que me voy a la cama. Mañana viene Víctor temprano. Le doy un beso y me quedo un rato más sola en el salón. ¿Quién será Víctor? Supongo que será su abogado. Me agacho y recojo todas las bolsas, y las paso al dormitorio con cuidado de no despertar a la abuela. Supongo que ya no tenemos que compartir habitación. Ya hace calor y no hay que encender la calefacción, pero por otra parte, me gusta estar cerca

Capítulo 17. Hoy me he levantado con un dolor horrible de muelas, ¡de verdad es que todo me tiene que pasar a mí! Es verdad que mi vida ha mejorado, tengo una casa aunque no sé por cuánto tiempo, tengo un trabajo, un coche nuevo, ropa y una tarjeta de crédito. Espera, la tarjeta. Si la utilizo puedo arreglar mis dientes. Supongo que no estará mal, si me la dio será por algo. Además, si los de la tele tienen razón, pronto Jorge anunciará su compromiso y nuestro divorcio se llevará a cabo. No sé qué hacer, ¡pero es que me duele tanto! Decidido: en cuanto salga del trabajo iré al dentista. Cojo el teléfono móvil y busco en internet el número de mi antiguo dentista. Llamo y consigo esa cita que tanto deseo. ... Es la hora del almuerzo. Estoy sentada sola en una de las mesas del comedor. Supongo que cuando lleve más tiempo haré aquí alguna amiga, pero de momento solo llevo dos días y nadie parece querer entablar una conversación conmigo. Miro el reloj y veo que el tiempo de mi

Capitulo 19. La música deja de sonar y, con ella, mi corazón deja de latir. Veo cómo Jorge deja tirada a Virginia en medio de la pista y se dirige de malos modos hacia nosotros. —¿Qué haces aquí, Gabriela? —dice Jorge agarrándome fuertemente el brazo izquierdo. —Me han invitado a cenar, ¿acaso no puedo hacerlo? —respondo con cierto sarcasmo y molestia, ya que me está comenzando a hacer daño en el brazo. —¿Te está molestando, Gabriela? —Tú no te metas, esto es entre mi mujer y yo. Y justo en el momento que pronunció estas palabras, todo el mundo se queda callado. Virginia se acerca corriendo hasta Jorge y le da una sonora bofetada delante de todos. —¡Esto es humillante! Dijiste que te ibas a divorciar de ella, que solo había sido un contrato, y ahora proclamas delante del mundo que es tu mujer. ¡Esto te va a salir caro, Jorge, recuerda que no soy cualquiera, yo soy Virginia Escobar! Jorge no dice nada, se queda totalmente callado y yo flipando, claro, después de esta escena. C