—¡ARMONÍA! —gritaron y vinieron corriendo como si yo fuera el flautista de Hamelín de estos pequeños diablillos.—Hola niños, ¿todos conocen a Melodía? —les pregunté y algunos asintieron con la cabeza, mientras otros observaban a Melodía con curiosidad.—Bueno, ella es mi nueva amiga y su papá es un nuevo miembro aquí. ¿Qué tal si le muestran a Melodía a qué están jugando? —dije, y los niños vitorearon mientras bajaba a Melodía, quien sonreía de oreja a oreja mientras corría a jugar con ellos.—Eres una natural para esto, Moni —miré a Michela y le sonreí.—Los niños son geniales. Es tan fácil llevarse bien con ellos. Son el futuro de este club —le dije y ella se rio, asintiendo con la cabeza.—Sí, bueno, si el destino de este club depende de mis chicos... entonces, chica, estamos jodidos —dijo, riéndose mientras ambas observábamos cómo los niños hacían travesuras.—Así que ahora tienes tu bar, ¿no? Avísame si necesitas ayuda. Realmente necesito un trabajo —me dijo, y le sonreí.—Oh, ¿v
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