59. Siempre serán parte de nosotras
Pov Xantea Miro horrorizada a los dos machos que se mueven de un lado a otro en esta inmensa habitación. Mantengo mi espalda pegada al respaldar, mis manos bien firmes sobre el colchón por si tengo que salir corriendo. Ellos traen agua, vasijas y quién sabe qué más. Mi pierna duele como el infierno, pero prefiero mil veces que siga doliendo a que ellos me toquen. «Iris, por favor, ayúdame, conecta con sus lobos dejándoles muy en claro que no los queremos». «No, no me pienso meter ahí», la muy desgraciada está patas arriba con los ojos cerrados, casi como si estuviera tomando un baño de sol. «También son tus compañeros». «Cierto, pero ¿qué puedo hacer yo contra dos Alfas que se ven bien posesivos? Olvídalo, yo no me voy a enfrascar en esa pelea, estás sola». Mendiga loba rastrera. «Tu loba rastrera, tan rastrera como tú. Mira, te doy un consejo sano: solo acéptalos; de todos modos, no vas a escapar. Te van a clavar los colmillos, quieras o no. De ejemplo, te pongo a Mara». B
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