Pensando en las heridas de mi tía, con el rostro serio, dije: —Pronto ya no seremos familia.—¿Qué quieres decir con eso?Sus ojos brillaron con astucia y se fijaron en el abogado a mi lado: —¿Quién es esta persona? ¿Para qué lo has traído?—Él es Luis, uno de los abogados de divorcios más destacados de la Ciudad de Perla.Después de la presentación, le susurré: —Este divorcio, lo quieras o no, se llevará a cabo.Juan se enfureció al instante, saltó y quiso agredirme, pero los guardaespaldas lo detuvieron rápidamente.Furioso, se puso rojo como un tomate y gritó: —¡Delia, eres una ingrata! ¡Te casaste con alguien poderoso y te atreves a tratarme así! ¿Me estás forzando a divorciarme de tu tía?—Si soy ingrata o no, mi tía lo sabrá.Para mí, la única persona que realmente me hizo un favor era mi tía.No tuve ninguna relación con él.Juan, furioso, exclamó: —¡Está bien! ¡Divorciarnos está bien! ¡Pero quiero una división de bienes al 50%!Lo miré con escepticismo: —¿Qué bienes crees que t
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