Camino hacia él con pasos lentos. Siento mi corazón latir más fuerte y mi estómago revolverse de nerviosismo. Intento mantener la calma.— ¿Podemos ir? — Pregunto tímidamente. Mi marido señala la silla frente a él, indicando que me siente.— Al menos elegiste trabajar en un restaurante de cinco estrellas. La comida es divina y los vinos son excelentes, ¿ya los probaste? — Dice, sarcástico, entregándome el menú. Un camarero se acerca a nuestra mesa y pregunta si queremos algo para beber.— Noah, la dueña de este lugar, me recibió con los brazos abiertos. Así que te pido, por favor, que no hagas ningún escándalo.— ¡Elige tu comida, Ava! — Dice, después de pedir otra copa de vino al camarero. Noah sujeta el menú con fuerza y me mira con impaciencia. — Estoy seguro de que no has comido correctamente hoy.— No tengo hambre. No necesitas ser amable, si quieres pelear conmigo, hazlo de una vez.— Sabes, Ava, pensé que estas últimas semanas en las que hemos convivido en paz y armonía hubiera

"Por Ava""De esta manera, es muy fácil alcanzar el nivel que has logrado". Esta frase volvió a resonar en mi cabeza desde el desayuno con Noah. Después de todo, estas palabras me han acompañado durante todos estos años trabajando en la empresa de mi padre.A pesar de mi corta edad y de no haber completado aún mi formación académica, luché arduamente para demostrar que merecía todos los puestos que ocupé, hasta llegar al cargo de directora ejecutiva, el cual fui nombrada informalmente.Siguiendo el protocolo, me postulé para el puesto de coordinadora financiera y pasé por todas las etapas de selección. Aunque esperaba que Noah no hubiera influido en mi selección, su emoción al anunciarme que fui la elegida y que comenzaré a trabajar dentro de dos días, confirmó lo contrario.— ¿Será la mejor opción, no crees? — Mia pregunta durante nuestro almuerzo, cuando le cuento la novedad. — Pero imagino cómo serán ustedes dos juntos.— No empieces, amiga. Emma ya me ha dicho cada cosa, como "apr

Han pasado algunas semanas desde que comencé mi viaje en el Grupo First Place. Como predije, escuché susurros sobre mi posición, aunque ningún comentario fue hecho explícitamente.Algunas personas se acercaron con sonrisas un tanto forzadas, dejando claro que era debido a mi estatus. Otros mostraron genuina simpatía, y fueron con ellos con quienes decidí cultivar amistades.Despierto al sonido del despertador, me estiro y observo a Noah durmiendo pacíficamente a mi lado. Está acostado de espaldas, el brazo derecho descansando sobre el pecho y el izquierdo extendido a mi lado.Me acerco, apoyando mi cabeza en su hombro, absorbiendo su calor y aroma. Contemplo su rostro sereno, labios ligeramente entreabiertos, pestañas largas y cabello ligeramente desalineado.Aunque mi deseo es quedarme aquí, apreciando al hombre que amo mientras duerme, nuestras responsabilidades nos llaman. Con delicadeza, acaricio su barba y dejo un beso en su cuello. Él abre los ojos lentamente y sonríe perezosame

Salgo de la sala de reuniones y regreso a mi departamento. Hailey me lanza una mirada aprensiva tan pronto como me ve entrar en nuestra oficina, frunciendo el ceño cuando prácticamente me hundo en la silla, bufando de frustración.— Parece que el Sr. Ewing no se dejó influenciar por el hecho de que eres su esposa, ¿verdad? — comenta Hailey al acercarse a mí. Ella acaricia mi brazo con compasión. — Mira el lado positivo, al menos no estás llorando como con el Sr. Anderson.— Eres muy tonta, Hailey. Pero a pesar de que el Sr. Ewing actuó completamente profesional y demostró toda su impaciencia, no es por eso que estoy así.— Entonces cuéntame qué te aflige, Ava.Bufé de nuevo al recordar mi presentación casi frustrada y le cuento sobre todo lo que sucedió. Hailey no oculta su sorpresa ante mi confesión.— ¡Vaya! — exclama la morena, llevándose la mano a la boca. — Esto es muy extraño, Ava. Nunca ha pasado esto por aquí antes, y mira que he estado aquí desde la época de tu suegro. ¿Será

La Sra. Schmitz, aparentemente atenta a lo que está a punto de suceder, no deja escapar la dinámica intensa entre los dos. Su sonrisa sugiere que se está divirtiendo con el espectáculo. Mis ojos se mueven entre Liam y Noah, captando las miradas intensas que intercambian. La rivalidad entre ellos es casi palpable, dejando en claro que están compitiendo por algo mucho más valioso que una simple cena.— $30,000 del Sr. Campbell. No podía ser de otra manera, ¿quién no querría cenar al lado de esta joven tan interesante? — Dice la Sra. Schmitz, sonriendo al notar la rivalidad entre los dos — ¿Alguien más?— ¡$100,000!— ¡$120,000! — Liam responde justo después de la nueva oferta de Noah.— $120,000 del señor...— ¡$1,000,000! — Interrumpe Noah, lanzando a Liam una mirada mortal, quien levanta las manos en señal de rendición y sonríe irónicamente.— ¿Alguien más? ¡Tenemos un récord esta noche! — Dice la Sra. Schmitz, sorprendida. — De hecho, tenemos un récord general, ¡nunca hemos tenido u