~Daniel~Mi cuerpo tiembla, ya no me quedan fuerzas porque el dolor es palpable y en carne viva, creo que moriré. Mi respiración se hace cada vez más pesada, mis ojos finalmente se cierran. Y es entonces que algo raro pasa."<<— ¿Qué haces? ¡No te duermas, sobre todo ahora que he despertado! —dice una molesta voz en mi cabeza.— ¿Quién eres? —creo que estoy loco.— ¡Soy tu sexy conciencia, Natzu! eres un brujo, soy parte de ti. Solo que como no reaccionas, no puedo ser completamente uno solo contigo. Estamos divididos en tu cuerpo, una parte eres tú, y la otra yo, ¿entiendes?— ¿Cómo? Creo que estoy delirando. ¿Habré muerto? –¡esto es de locos!— ¡Dioses! Que lento eres, soy una parte de ti y estaremos divididos hasta que me aceptes.— ¿Cómo un lobo?— ¡Ay no! Somos mejores aún, tienes sangre de hechicero corriendo por tus venas, ¿no es genial? Y no somos un ADN cualquiera, somos poderosos, mucho más que nuestro padre. Entre los muchos dones que tenemos, podemos manejar los elementos,

~Cielo~"—¡No te atrevas, no te duermas! ¡Este maldito me matará! —me digo a mi misma—Recuerda a los que te quieren, a nuestro destinado, él nos necesita, ¡eres más fuerte de lo que crees! —Por supuesto que lo soy, soy más fuerte."La herida a mi costado duele un infierno, pero no me matará lo puedo sentir, soy diferente, porque si no fuera así ya el veneno de la plata se hubiera adentrado en mi sistema arrasando con todo. Ya debería haber muerto, pero no lo estoy. Solo siento mi cuerpo adormecido, no duele como se supone que tendría que hacerlo, no me hace daño, bueno, no el mismo que me haría si fuera una loba común. "Es una droga que dentro de unas horas saldrá de tu cuerpo, no te dañara, pero te pondrás muy contenta, o muy triste, depende del momento. La herida dejara de sangrar pronto, la plata no te matará como haría a otros de tu especie, no tienes que preocuparte, tú eres única; eres la Juez más poderosa renacida en este tiempo. Ahora, cierra los ojos Cielo, piensa en él, su am

En la manada Luz de Luna 11 pm..—Es perfecta cariño, y tiene tus mismos ojos. —dice Cielo cansada por el parto.—Que puedo decir...—dice sonriendo Daniel, su esposa le sonríe con diversión nunca va a cambiar— los chicos caerán rendidos a sus pies, recuerdas como...—¿Así? —levanta una ceja interrogativa y seria. Él le guiña un ojo con diversión, y le da un casto beso en los labios apaciguando su vena posesiva.— Claro, será como su padre. —le sonríe coquetamente.— Te amo...— Y yo a ti mi amor, gracias por éste hermoso regalo.— Gracias a ti por aparecer en mi vida.— Lo han hecho bien, Cielo y Daniel—dice de pronto una voz interrumpiendolos, llamando la atención de ambos padres— será una niña digna de su linaje, será el próximo juez, salvadora de nuestra especie.—Diosa...—susurra Cielo sorprendida—ha venido a...— He venido a dar la bendición a esta hermosa niña, con eso protegeremos a ambos, y deciros que en un futuro próximo se avecinan tiempos difíciles, estaba escrito que ellos