CALEB—¡Me ha dado un puto rodillazo en el pene, madre! —vocifero en dirección al MacBook que está descansando sobre el escritorio de madera.Las facciones de mi madre se fruncen, para nadie es secreto que no me cree.—Vamos, Caleb hijo, no es para tanto. Eres un licántropo fuerte, lo vas a superar —asegura madre.Detrás de ella puedo observar el gran ventanal que da vista a los bosques de Alaska, la nieve cae bañando los pinos y abetos de esos diminutos pocos de nieve. Por primera vez en años, añoro esa sensación. El calor de mi tierra, la naturaleza y el olor a bosque húmedo.—¿Qué no es para tanto? Casi nos queda sin descendencia, es una bruta.De solo recordar sus acciones me da un intenso dolor de cabeza. Por la Luna, ¿qué compañera me regaló? Yo pensaba que sería más colaborativa, más responsable...—¡Tonterías! No seas tan dramático, ¿qué dirían los alphas de otras manadas al escucharte? Debes dejar de quejarte, hijo mío. Tuviste mucha suerte al encontrar a tu alma gemela, algun
Leer más