-No lo entiendo. Es decir, si lo entiendo, nos dijiste que la ciudad estaba oculta ¿Pero en dónde?- Preguntaba Yenneffer mientras observaba hacia todas las direcciones del prado. -No te estreses chiquilla, estamos a punto de llegar.- Respondió Aspen con su mirada aún fija en el frente. Justo en ese momento sus amigos aparecieron de la nada, y sí, literalmente de la nada. Hace un momento no había nada más que césped verde en el suelo, y un cielo despejado, y segundos después ahí estaba Jhona y su grupo delante de ellos, quizá a eso se refería Aspen cuando dijo que la ciudad estaba oculta, se habían sorprendido tanto que habían detenido su paso. Pero fuese como fuese, todos se emocionaron de ver a sus amigos en buen estado, parecían estar a salvo de cualquier peligro. Yenneffer tenía planes de seguir acercándose a sus amigos,

El mundo se detuvo para Kalena ¿Qué había pasado? ¿Por qué había hecho eso? ¿En donde se encontraba? Los recuerdo de cómo había llegado allí eran borrosos para ella, un fuerte zumbido era lo único que podía escuchar, a su alrededor estaban ocurriendo múltiples batallas, pero poca atención les estaba dando. La imagen que tenía frente a sus ojos no tenía sentido, simplemente no podía ser verdad, era imposible… Y aún así, estaba pasando.   Ella se comenzó a agachar lentamente para tomar el rostro de Hernaya entre sus manos, se dio cuenta de que no estaba respirando. Todo parecía un sueño, se sentía ida, como si su cuerpo no le perteneciese, acercó su cabeza hasta el pecho de su novio, y colocó su oído sobre el mismo… No había latidos, fue en ese momento cuando a Kalena le cayó la realidad como si fuera un gran balde de agua fría. El zumbido en sus oídos desapareció, dando paso al sonido de soldados gritando, proyectiles impactando, explosiones y todo el caos que un