NARRA ALEXANDEREsas pesadillas me están volviendo loco. Ese maldito hombre riéndose, burlándose, sentenciándome a la muerte. Esas voces susurrantes que me dicen que me comerán, que moriré. Esa sensación de hambre y sed. Veo todo oscuro, camino a trompicones, unos gruñidos en esa oscuridad impenetrable me tienen con pánico.Estoy solo en una celda con hambre, con sed, esos malditos barrotes no ceden con nada. Quiero salir, llamo a mi esposo a gritos y no me escucha, no sé en donde está. Necesito ayuda. Me despierto con mi frente perlada de sudor, mi respiración loca, me siento sofocado. Esto ha pasado varias veces, ya no quiero esto. La última vez cuando desperté no estaba Danko a mi lado, solamente estaba Mijaíl que me dijo que mi esposo había ido a la casa para hablar con Serena. Me calmé solamente le pedí de favor que no me dejara solo hasta que regresara Danko.Estuvo conmigo hasta que el médico entro para hablar conmigo y salió porque deseaba hablar con mi esposo y Mijaíl también

NARRADOREn otro lugar estaba Alessa había ido a visitar a su hija Mara que estaba sola en ese momento, ya que su esposo Ibar estaba de gira. Como los niños estaban con Nicolás y Danko se sentía segura. Las conversaciones eran sobre Alexander, Mara estaba ya más tranquila al enterarse de que su padre estaba recibiendo ayuda para curar sus problemas mentales debido al intenso y desmerecido sufrimiento durante su secuestro.Ninguna de las dos, estaban enteradas de muchos acontecimientos de ese día. Mara recordaba cuando perdió a su hermano mayor, las lágrimas rodaban por sus mejillas, lo añoraba, le mencionaba a su madre que le hubiese gustado que hubiese visto a su hermano Alessandro casarse con una hermosa mujer, a ella casarse con un hombre talentoso, caballeroso y lleno de amor para ella.Miro a su madre para con una leve sonrisa decir—¿Te imaginas si hubiera visto a mi papá casarse con el señor Danko?Alessa resoplo para luego exclamar—Con lo celoso que era hubiese puesto el grit

NARRA ALEXANDERNo estaba tan de acuerdo que me trajeran a esta clínica psiquiátrica. Sin embargo, Danko me convenció de que sería lo mejor para ayudarme con esas malditas pesadillas que me aterran. Ya estaba temiendo cerrar los ojos para dormir. Veía a ese hombre reír con su mirada de odio sobre mí. Las paredes se cerraban para atraparme entre ellas. Estaba realmente asustado con mi situación.Cada vez que el médico me llevaba a su consultorio me hacía mirar ese péndulo y solamente recuerdo que me daba mucho sueño y que cuando despertaba me sentía mucho más tranquilo. La compañía de mi esposo me tenía lleno de confianza. Danko estaba ahí para mí. Para protegerme. La última vez que desperté note a Danko que estaba junto a mí. Observé a mi alrededor y me llene de paz, no sentía temor alguno. Era como si volviera a nacer.Cuando regresamos a casa yo venia en el auto muy feliz, Danko me besaba, me amaba, mi mente estallaba de alegría. Estaba ansioso de ver a Alessa, de volver a tocar su

NARRADOREn otra parte de la ciudad un local estaba siendo asaltado por varios delincuentes, los agentes de policía y varias patrullas estaban ya listos para intervenir. Eran liderados por un capitán con mucha experiencia, ya todos estaban en su sitio. Los delincuentes fueron advertidos con voz potente a través de un megáfono por uno de los oficiales. Algunos policías ingresaron furtivamente por una entrada escondida apostándose en lugares estratégicosLos delincuentes estaban alterados debido a la presencia de las autoridades. El nerviosismo imperaba ese sitio, Tenían a varios rehenes entre usuarios y personal de atención al cliente. Por los intercomunicadores quien lideraba la operación que casualmente estaba dentro del local, ordenaba los movimientos de los agentes de policía. Cuando dio la orden, todo fue un caos, los delincuentes al ver movimiento en la parte de afuera comenzaron a disparar a diestra y siniestra.Los oficiales que estaban adentro respondieron rápidamente disparan

Danko estaba poniéndose pálido del dolor al sentir el apretón fuerte a sus pelotas por parte de su esposo y jadeante hablo—Ca... si se muere. Yo... ¡me duele!Alexander dejó de apretar y sin quitarle la mirada indago muy serio—¿Cómo que casi se muere?Al estar libre del dolor Danko exclamo—Robert n... No resistió la operación. La bala estaba cerca del corazón y... el doctor vino a decirnos que... que había muerto y yo...Se sentó en la cama para casi gritar—Sentí lo mismo que contigo de aquella vez en que tu corazón dejo de latir. Por eso me metí al quirófano e hice lo mismo que contigo y logré que regresara a la vida. ¡fue un milagro!Las lágrimas comenzaron a mojar sus mejillas mientras decía—Después comencé a hablarle para que luche por su vida. Porque Anna y sus hijos lo necesitan, lo aman y aquí todos lo queremos, hasta tú. Además, Él fue alguien muy importante en mi vida. Tú sabes muy bien, que Robert siempre está para todos nosotros, para toda la familia. Yo... no puedo me