La Diosa Del Alfa
La Diosa Del Alfa
Por: Agatina
|| Prólogo ||

“Su respiración se encontraba tranquila, ningún peligro la acechaba porque se encontraba en su hogar siendo protegida por su Alfa y por su manada. Para ella la noche era su momento favorito, podía estar con su esposo siendo abrazada por él mientras acariciaba con delicadeza al bebé que ambos hicieron con tanto amor y el cual estaban esperando con ansias. Dominik se había vuelto mucho más protector ante su embarazo, pero sabía que su esposa se encontraba bien.

Ningún peligro estaba al acecho…

Katherine durante esos meses había sufrido de gran manera, haber perdido anteriores embarazos ocasionaron que su depresión aumentara. Le dolía al solo recordar como había perdido sus embarazos en un aborto instantáneo, se preguntaba el por qué había sucedido, pero no había respuesta. Pero ella ya no quería pensar en eso, ahora estaba decidida a mirar hacia el futuro y agradecerle al destino que su embarazo de seis meses estuviera desarrollándose de buena manera.

La pareja estaba feliz por aquello, Dominik, aunque intentaba no demostrarlo para darle apoyo a Katherine también le había dolido verla sufrir y haber perdido a sus hijos. Ambos querían una familia y al intentar hacerlo habían fallado, pero ambos tenían esperanzas de que esta vez todo resultará para mejor. El embarazo de Katherine esta vez había avanzado mucho más que los anteriores y eso alegraba a todos en la mansión, aunque en el fondo algunas personas se encontraban preocupadas, otras sentían que Katherine los había dejado en el abandono por tener un hijo de sangre con Dominik, querían que ella los viera como antes.

La respiración de la de cabello rizado se mantenía en calma, su pulso estaba tranquilo… Pero en su barriga sin ella darse cuenta algo empujaba su piel desde dentro, era algo ligero y que ella no sentía. Aquel empujón leve se había vuelto mucho más fuerte, como si algo quisiera salir desde dentro. Katherine medio soñolienta no entendía que estaba sucediendo, llevo una de sus manos hacia su barriga y ella misma sintió como si algo le pateara. La patada para ella no había sido normal, era fuerte y si le había dolido. 

Su cuerpo comenzó a temblar ante los recuerdos de sus anteriores abortos, su mano se estiro hacia Dominik para levantarlo, pero se detuvo al sentir como algo desde dentro de su cuerpo la desgarraba con fuerza. Un grito desgarrador se escuchó en toda la mansión, las cuerdas vocales de Katherine se habían expuesto tanto que le ardían, todos se levantaron espantados ante el grito de su Luna y el primero en verla había sido Dominik quien al voltear y ver a su esposa sufriendo se preocupó, aun sus gritos seguían mientras se agarraba con fuerza su barriga de seis meses. 

Dominik al tocar una parte del cuerpo de su esposa sintió algo húmedo, pero no fue que cuando llegaron todos y prendieron las luces notando el gran charco de sangre que estaba en la cama. Emily junto con Jessie se llevaron a los niños de allí para que no vieran la escena mientras que Dominik miraba preocupado como su esposa que seguía gritando ante un dolor desconocido.

Dentro de Katherine sentía como algo le rompía algo por dentro, sus lágrimas salían a mares ante el dolor, sus paredes estomacales estaban siendo rasguñadas con fuerza como queriendo escapar dentro del cuerpo de la mujer. En ese momento ella solo pensaba en una petición egoísta la cual era querer morir para dejar de sentir aquel dolor, quería que su bebé estuviera bien, pero quería morir dejar de sufrir…”

(…)

“La oscura habitación en la que se encontraba Katherine solo demostraba un poco el cómo se sentía por dentro, el pequeño lugar donde se encontraba era un apartamento tipo oficina que había comprado para que nadie la encontrara. Entre las sabanas y almohadas se encontraba ella mirando el anillo que le había entregado Dominik cuando le pidió matrimonio, los empaques de comida instantánea se encontraban esparcidos por toda la pequeña cocina, su maleta improvisada se encontraba en el suelo con ropa limpia y sucia mezclada en una sola.

Katherine no se levantaba al menos que de verdad tuviera hambre, sus ojos no emitían ningún sentimiento, se encontraba vacía. Todo lo que había pensado que tenia se había caído por completo, ya no tenía familia, ya no tenía el amor de su esposo con ella. Todo lo que más amaba se había esfumado por completo dejándola desorientada. Sus recuerdos no pueden evitar dañarla aún más de lo que ya estaba, ella sabía que la culpa la tenía Dominik.

Dominik la había traicionado, los niños dejaron de amarla, su familia ahora estaba más pendiente de otra… Katherine ya no era impórtate para nadie en esa mansión, la habían cambiado como a un animal. Pero lo que más le afectaba era que aun así ella seguía amándolos con la misma intensidad, amaba a Dominik a pesar de la gran traición y engaño que le monto. 

Por culpa de ellos ella se odiaba a sí misma, odiaba ser una simple humana y no poder ser una mujer lobo. En ese momento ella haría lo imposible para tratar de hacerlo, Katherine se decía a si misma que si tan solo fuera de la misma raza de Dominik las cosas hubieran sido muy diferentes.

La cambiaron por una mujer lobo…

Una mujer Alfa…

Katherine era nada a su lado…

Una simple humana que no podía comprender muchas cosas de la raza de Dominik, una simple mujer que, aunque quisiera adaptarse a ellos le era imposible. Era un ser débil e insignificante, ahora ella entendía porque su familia la había cambiado por algo mejor.

Débil…

Insuficiente…

Humana…

Basura…

Patética…

Eran los pocos insultos que se decía a si misma mientras sus ojos rojos le ardían ante las lágrimas cálidas que salían, pero no le era suficiente solo llorar. Tomo una almohada y oculto su rostro en ella para dejar salir un grito ahogado. Katherine odiaba al destino… Odiaba su vida…”

(…)

“Las dos familias se encontraban sentadas en la mesa, Dominik con su hijo, la madre sustituta, Karl y Harry. Katherine con sus mellizos del otro lado de la mesa de madera. Cada uno podía sentir la tensión en el lugar, pero los mellizos miraban con un profundo odio a Dominik, el cual era su padre. Katherine intentaba controlarse para no asfixiar la mujer que le había robado su puesto en su familia, en una esquina de la sala se encontraban Noah y Emily observando todo en silencio. 

― Katherine… ― Dominik suelta el nombre de su esposa después de muchos años separados, el Alfa tenia sentimientos encontrados al verla. Tantos años que la había buscado y verla ahora le alegraba, ante sus ojos seguía teniendo la misma belleza con la que se fue e incluso se atrevía a decir que estaba mucho más hermosa. ― Tenemos que hablar sobre el futuro de nuestra manada… ― Una sonrisa cínica se muestra en el rostro pálido de la mujer que poseía un largo cabello cobrizo.

― ¿Nuestra manada?... Oh, cariño… ― El Alfa al escuchar aquel apodo sintió una calidez en su cuerpo, pero sabía que lo estaba diciendo con burla. ― Esta ha dejado de ser mi manada desde hace muchos años, desde el momento en que decidiste tener un hijo con esta… ― Su mirada llena de burla se dirige a la mujer Alfa que estaba sentada en el medio de los chicos. ― Prostituta barata… 

― ¿¡Cómo te atreves, m*****a!? ― Grito con enojo el hijo de la mujer Alfa, el cual se levantó inclinándose hacia Katherine, pero Ares y Eris quienes eran los mellizos se levantaron con rapidez para defender a su madre. Ares mostraba sus colmillos listo para atacar mientras soltaba fuerte feromonas, pero Eris fue quien toma la iniciativa y tomo al chico por su cuello enterrado sus uñas largas en su piel.

― ¡Suelta a mi hijo! ― El grito de la mujer Alfa se elevó en la sala de estar, pero Eris solo apretó con más fuerza el cuello del chico, el cual tenía su ceño fruncido e intentaba sacarse de encima a la chica. ― ¡Dominik, haz algo!

― Eris, suéltalo. ― Le pidió el Alfa con un tono molesto.

― Tú no eres mi padre para obligarme a hacerlo… ― En la voz de Eris se podía escuchar su molestia y su desagrado.

― Cariño, suéltalo… ― La voz de Katherine hizo que Eris lo soltara con brusquedad. ― Siéntense los dos… ― Las palabras que salían de la boca de ella eran lentas, pero las acciones de sus mellizos fueron rápidas, ambos se sentaron nuevamente. Pero el chico aún seguía molesto y en el momento en que se lanzó a Katherine ella fue mucho más rápida y con solo levantar dos de sus dedos lo inmovilizo en el aire sin poder respirar. ― Vaya perro sin modelos el que tienes, König…”

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