Vamos a intentarlo...

Capítulo 3

-EN EL DESPACHO-

−Alonso se sentó en un sillón de la pequeña sala de su oficina, le extendió la invitación a Sandy, a sentarse junto a él, tomó sus manos y preguntó mirándola a los ojos. −Dime con toda confianza lo que piensas.

−Sr. Russell, vine a esta reunión con la convicción de firmar ese contrato, hasta que llegamos al asunto del hijo. –Soltando sus manos para levantarse del sofá, para quedar frente de Alonso−. Mire yo soy huérfana, nunca tuve una mamá o un papá y se lo que es crecer sola, ni siquiera tuve hermanos. –Buscando recargarse en el escritorio sin dejar de mirarlo−. Los niños que llegaban al hogar, algunos solo estaban unos meses, después eran adoptados o transferidos a otro distrito.

 Así que solo unos cuantos permanecimos en ese lugar, las hermanas que nos cuidaron fueron buenas, casi como unas madres. –Abrazándose así misma con sus brazos−. Pero al acabar el día, sentía la falta de ese cariño llamado padres, a lo mejor usted no entienda lo que le estoy diciendo.

― Te entiendo más de lo que te imaginas. –Cruzando la pierna para estar más cómodo−. Mis padres fallecieron en un accidente, siendo yo un niño, contaba con mi hermana. −suspirando−. Pero al cabo de algunos años, ella enfermó y también falleció –descruzando la pierna, solo sentándose con las piernas abiertas y con sus manos, las ponía como si fuera una pirámide−. Quede al cuidado de mis tíos,  aun así, extrañe mucho a mis padres. –levantando la mirada hacia ella.

 −Lo que yo trato de decirle, es que, si llegara a tener un hijo, lo menos que quisiera sería que creciera solo. –Abrazándose a sí misma−. Al cuidado de alguna extraña llamada niñera o en algún internado, como pretendes ¡No! Eso no, él o ella crecerían como huérfano y no quiero eso para mi hijo.

 −Me gustaría cuidarlo, verlo crecer, estar a su lado, aunque te divorcies de mí y no quieras estar conmigo, te pediría que no me lo quites, aunque no sea concebido con amor. –mirándolo a los ojos con tristeza−. Sería parte de mí, si tú no tienes tiempo de estar con él, o con ellos déjame ser yo quien esté. −Un par de lágrimas se resbalaron por sus mejillas.

-Alonso, con el dorso de su mano le limpió las lágrimas y le dijo. −No llores, arruinarás esos ojos tan bellos que tienes. –sonriendo de medio lado.

 Sandy sonrió….

 -Alonso la miro a los ojos, sintió una punzada en el corazón, sintió que se perdía en esos ojos verdes y le contestó. −Estoy totalmente de acuerdo, si tú quieres estar con él (ella, ellos) cual sea el caso –dijo, acariciando su mejilla con su dorso−. Nunca te separaría de ellos, sería yo el que los visitaría aunque tú decidieras rehacer tu vida.

−Estás de acuerdo con eso –dijo, ayudándola a sentarse a su lado−. Estoy pensando, por qué no tratar de que funcione. –Sin dejar de mirarla a los ojos y tomando sus manos con las suyas −.Tal vez con el tiempo, la convivencia surja el amor y no tendríamos que separarnos. –Sonriendo, levantando las cejas.

- No me negaría a la posibilidad – comento, un poco cohibida−. Si usted está de acuerdo, el vivir juntos e intimar. –Bajando la mirada un poco ruborizada−. Es algo con lo que tendremos que trabajar día a día, yo pondría todo de mi parte para que suceda. –Levantando la mirada para conectar con los ojos de Alonso y perderse en ese mar azul que la inquietaba−. Porque si quiero tener un hijo, quiero que sea concebido por amor. –Casi como un susurro.

− El sueño de toda mujer. – Alonso, tomándola de las mejillas y dándole un beso en la frente −. Ok está decidido, pondremos de nuestra parte. −Levantándose para sentarse en la esquina de su escritorio sonriendo–. Por favor llámame William o Alonso, creo que Sr. Russell, se oye demasiado formal, vas a ser mi esposa ¿No crees? –Rodando los ojos.

Sandy solo sonrió y pensó en esa situación en la que se estaba metiendo, si su mayor sueño era casarse y tener una familia sólida, sustentada en el amor pero ¿A dónde la llevaría esta aventura a la que estaba por entrar?, ¿Cuál sería su destino?

−Está bien si te llamo Alonso, a mi llámame Sandy. –Levantándose muy decidida, aceptando lo que estaba por venir y sonriendo.

 −Está bien Sandy, sabes me encanta tu nombre suena muy sexy. –Solo saboreando un poco su labio inferior, con su lengua muy seductoramente. Cosa que Sandy, al escuchar aquello solo mordió su labio inferior muy nerviosamente–. Vamos no te sonrojes, recuerda vamos a ser esposos muy pronto. –Tomándola de la mano, para invitarla a regresar a la sala de juntas.

Volvieron a la sala de juntas, anexaron todo lo acordado en el contrato y siguieron revisando las demás cláusulas, hasta estar de acuerdo en todo.

Después de 4 horas...

 −Bueno, creo que es todo solo falta anexar las firmas de los implicados y sus testigos. –Afirmaba Ethan, colocando los contratos sobre la mesa, para que los firmaran.

Alonso, tomó su pluma sin dejar de mirar a Sandy sin olvidar la plática que tuvieron, dirigió su mirada a los documentos, asentó con la cabeza y firmó.

Sandy tomó la pluma, igual lo miro a los ojos y con nervios firmó los documentos, con un poco de temor que las cosas no salieran como quizás ella quisiera, después firmaron los testigos Glenn y Dana. Los abogados, así como Glenn salieron de la sala de junta, despidiéndose todos con un apretón de manos, solo quedándose Alonso con las chicas.

−Bueno Sandy; a partir de hoy empezará tu nueva vida. –Sonriendo nerviosamente, tomó el teléfono y llamó a Diana–. Hola Diana ya terminó la junta podrías venir a la sala de juntas.

−Si Sr. Russell, en seguida voy. – Levantándose de su cubículo y tras arreglarse el vestido que traía, la cual parecía una modelo por su manera tan elegante de vestir, que solo una asistente. Muy apuradamente camino con sus tacones, haciendo que todas las secretarias que trabajaban cerca, se le quedarán viendo hasta llegar a la sala de juntas.  Toco antes de entrar solo haciéndolo tras un…

–Si pasa. –Mirando hacia la puerta para ver que fuera Diana.

 – Señor Russell, dígame…

−Te presento a la Srta. Jones y la abogada Miller.

-Mucho gusto señoritas, yo soy Diana Stone –dijo, muy sonriente.

Las chicas a dúo la saludaron a Diana. –Hola mucho gusto.

−Sandy, ella será tu nueva asistente, llevará tu agenda. –Después de  presentar a Diana dirigió su mirada a Dana−. Abogada Miller ¿No sé, si estaría interesada en trabajar para mí? Bueno, no directamente para mí, si no, para Sandy. –Reclinándose en la silla para ver su reacción−. Me gustaría que fueras su dama de compañía o amiga, con la que pueda contar cuando ella lo necesite.

Dana solo lo miró con un poco de molestia, al escuchar lo último, solo se removió en su asiento. −Para ser su amiga, no creo que tenga que pagarme.

−Alonso sonrió  −creo que no me di a entender discúlpeme –mirándola con ojos penetrantes −. Me gustaría que seas parte de su vida y que no te alejes, ya que Sandy va a necesitar personas de su confianza, para que la apoyen en lo que está por venir. Espero también tener tu confianza y tu amistad. –Levantándose de su asiento, para sacar una  botella de agua del frigo bar que se encontraba en esa sala, solo recargándose de nuevo en su silla cruzando las piernas, abriendo la botella con agua y sorbiendo de ella.

−Pero aun así te ofrezco un sueldo, tendrías que dejar tu antiguo trabajo, cambiarte de domicilio, los pormenores te los dará Diana ¿Si es que aceptas? –Sentándose de nuevo en su asiento −. No te pagaría para que seas su amiga, sino para que la acompañes en sus múltiples actividades, en lo que se acostumbra a su nueva vida. –Mirando la botella, su transparencia del agua un poco pensativo.

 −Créeme, que por loco que parezca esta vida, está llena de soledad, mucha soledad y no todos se acercan a ti con muy buenas intenciones. –Jugando un poco con la botella, para después fijar sus ojos en Dana−. Si así lo deseas, cuando termines tu carrera te ofrezco un puesto en el corporativo, serás una buena abogada.

Dana, una poco sonrojada. −Si acepto, ¿Dónde firmo? Es el sueño de cualquier Abogado ¡Dios gracias! Trabajar para él jurídico de Russell Corporativo, eso sería genial.

−Srtas. Pasen por favor a mi oficina, les daré la agenda de la semana. −Las muchachas comenzaron a despedirse de Alonso, con un apretón de manos, pero Alonso antes de que salieran…

−¡Sandy! No te vayas todavía, me gustaría que te quedaras un momento.

−Dana y yo estaremos en mi oficina en el piso de abajo, solo pregunta por mí y las chicas te guiaran.

−Si, en un momento voy –dijo, un poco nerviosa.

Tras salir las chicas Alonso, se acercó a Sandy para tomarla de las manos. − ¿Cómo te sientes con todo esto? Espero que no te sientas muy presionada, lo que quiero decir es que me gustaría que estés cómoda.

−Bueno, no le voy a mentir si estoy un poco apabullada con todo esto, pero es parte del contrato ¿No? –Mirándolo a los ojos y con una sonrisa a medio formar.

Alonso no perdió el tiempo de acariciar su mejilla con su mano, la cual con ese acto hacía que Sandy, sintiera escalofríos. –Yo también me siento igual, nunca he estado casado antes y la verdad, esto es tan nuevo para mí, como lo es para ti. Sin dejar de perderse en el verde de sus ojos –. Eres muy linda Sandy, realmente me gustas. –Acercándose un poco, para poner sus labios sobre los de ella, pero sin pasar la línea solo rosándolos, sin ni siquiera abrir la boca solo un rose, como pidiendo permiso para que Sandy, abriera un poco la boca.

Sandy le dio permiso y Alonso se adentra en su boca, para comenzar un beso sencillo que mostraba solo la primicia de lo que estaba por venir, dejando que ella se adaptara a él, solo conociendo su sabor, como aquel que prueba una fruta por primera vez, jugando con su lengua, solo que lejos de ser un beso apasionado solo era la oportunidad, de besar algo que ya era suyo. Solo que no iba asustarla demandando de más, cortándolo dulcemente con un par de besitos de pollito. –Sonriendo, viendo como ella no había abierto los ojos después de que la beso, carraspeando un poco. –Ach, ach.

−Creo que es mejor que me vaya, las chicas me están esperando. –Separándose un  poco de Alonso, con los nervios a mil.

−Sí creo que es lo mejor, te llamo en cuanto estés ya acomodada en el departamento ok.

Sandy sentía que las piernas las tenía como gelatina, que no podía dar el paso, pero aun así solo contesto. –Ok saliendo muy aturdida de la oficina de Alonso, solo pensando −‹‹Si así besa ¿Cómo será lo demás? ¡Ay Dios que nervios!›› −Dirigiéndose a la oficina que Diana, que había dispuesto para atenderlas. Cuando subió al ascensor, solo pensaba en lo delicioso que eran sus labios, solo llevó sus dedos a sus labios sentía que todo eso había sido un sueño, el timbre de que ya estaba en el piso correcto le daba la señal para salir. Cuando llegó todo mundo se le quedó viendo, hasta que se acercó a una chica para preguntar por Diana, la cual le dijeron que la primera puerta ahí la encontraría.  En cuanto llegó hasta ahí, tocó la puerta para poder entrar.

 −Pasa, toma asiento. –Sentándose en una silla cerca de la de Dana, Diana se levantó de inmediato dirigiéndose a las dos−. En un momento regreso, voy por sus dispositivos.

 Dana comenzó a platicar con Sandy, sin percatarse que Glenn, estaba a punto de entrar para buscar a Diana, pero por la alfombra no escucharon los pasos, pero al escuchar a las chicas platicar solo se quedó escuchando…

−Te admiro Sandy, todo esto es abrumador no sé, si yo podría hacer lo que tú estás haciendo.

 −Sí, lo sé, pero por los niños lo haré, dije que haría lo que fuera y pues empezó todo esto, ya no podré retractarme, el sacrificio valdrá la pena.

−Bueno no creo que perder la virginidad, con semejante hombre, sea un sacrificio. –Rodando los ojos –. Aparte Sandy, está buenísimo no lo puedes negar y te gusta, que es lo mejor de todo.

 −Pues sí, no niego que está guapo, pero, aun así, me hubiera gustado que mi primera vez fuera con el amor de mi vida – dijo, jugando con un calendario, que estaba sobre el escritorio−. Hacerlo así, solo me hará sentir como una mujerzuela. –Moviendo las hojas del calendario−. A la que le están pagando por sus favores.

 −No pienses así Sandy, vas hacer su esposa, te vas a casar con él, las mujerzuelas solo dan placer, no hijos y tú tendrás un lugar privilegiado. –Quitándole aquel calendario y colocándolo en su lugar.

− ¡Oye estaba jugando con él!

−Sí, pero no me pones atención, sabes cuantas chicas darían la vida por estar en la posición en la que estás en este momento, supongo que no lo sabes, pues bien miles cualquiera quisiera una propuesta como esta, empezando por mí. No me costaría nada dejar a Thomas y tomar tu lugar, oh lá lá ya quisiera.

Sandy, solo sonrió levantando los hombros –dijo, susurrando–. Me beso.

− ¿Qué?−Asombrada−. ¿Y qué tal lo hace? Anda cuenta, no me dejes así.

−Bueno contando que a mí, solo me ha besado Adams de esa manera, pues mejor que él sí lo hace, de hecho me sentí entre nubes.

−¡Ay que emoción! –comento aplaudiendo−. No sabía que fuera tan apasionado, por fin alguien te va a quitar las cucarachas y las telarañas acumuladas de años.

Glenn ya no quiso seguir escuchando, solo caminó hacia atrás hasta salir al vestíbulo, se llevó las manos a la boca y pensó. −‹‹No lo puedo creer ¡Es virgen! Esto es asombroso›› −se dirigió a la oficina de Alonso, rascándose la cabeza.

Alonso, lo miró y le preguntó. −¿Glenn pasa algo? Entra a jugar una partida de golf −  dijo, en lo que tomaba uno de sus palos. Dirigiéndose a un minigolf dentro de su oficina, haciendo uno de sus movimientos dándole a la pequeña pelota.

−Alonso ¿Qué pasaría si la Srta. Jones, fuera virgen y te entregara a ti su primera vez? –pregunto intrigado.

Alonso, se empezó a reír a carcajadas. −Por favor Glenn ¡¿A su edad?! No creo, debo de admitir que tiene un aire de inocencia ¡pero de eso a que sea virgen! Además fue novia de Robinson y tiene fama, tú sabes que no se le va una viva. −Dándole otro tiro con su palo a la pequeña pelota.

 Glenn, no quitaba el dedo del renglón. −Bueno y si ese fue el motivo de su rompimiento –comento, recargándose en la chimenea de decoración, que estaba en la oficina.

–Alonso lo miró con una mueca en la cara. −Si ese fuera el caso, créeme Glenn, no dejaría ir esa joya de mi vida nunca y trataría de hacerla feliz por el resto de mi vida, pero lo dudo. Jajajajjaja ya parece que sea virgen.

Glenn solo sonrió. −‹‹¡Ay Alonso te vas a llevar una gran sorpresa con esa chiquilla! Que te vas arrepentir, si es que no la llegas apreciar cómo se debe.››

Diana, le entregó a cada una sus dispositivos celulares, laptop, tablet, llaves.

− ¿Y estas llaves? –pregunto Sandy.

 −Del penthouse donde te vas a mudar en esta semana, donde vivirás con el señor Russell.

−Pero no se supone, que me mudare cuando ya me case con él. –Jugando y mirando las llaves.

−Eh no, de hecho se van a mudar de inmediato, no sé, si no te lo especificaron pero el señor Russell, desea conocerte y creo que después hablará contigo, sobre la fecha de la boda. Todo tiene que ser así, para que se crea que la boda es natural con una novia de él.− Dejando su tableta en el escritorio, para sentarse–. Quizás tendrás que tener intimidad con él, pero eso ya lo tendrás que ver con el señor Russell y como avanza su relación.

 −Dana, tú te mudarás a mi departamento, tenemos que estar cerca de la Srta. Jones, por si se le ofrece algo.

−Sandy, solo llámame Sandy, por favor Diana.

—Ok Sandy, aquí en tu teléfono ya está registrado el número personal del Sr. Russell, del penthouse, línea directa de su oficina, de Glenn, el de Dana y el mío. A este número nadie te puede llamar, solo el Sr. Russell ¿Está de acuerdo? –Mirándola a los ojos, sin desviar la mirada.

 −Es muy importante que cuando te llame el señor Russell, tú le contestes, estés donde estés. Este otro número, es el que vas usar para tus actividades se lo puedes dar a quien tú quieras, pero no le puedes llamar al Sr. Russell de este número, es importante que estén codificados –. Sacando de un sobre, varios sobres blancos comenzó a sacar varias tarjetas.

−Bien te entrego tus tarjetas, la dorada, platino, América Express, chequera, después vamos a ir al banco para registrar tu huella, para la caja fuerte y puedas acceder a otras cuentas, que estarán a tu nombre. Dana aquí está tu contrato, este será tu sueldo así como los beneficios. –Entregándole los papeles, para que los leyera.

− ¿A quién voy a matar? Son muchos ceros –pregunto, sin dejar de mirar el contrato.

Diana, solo sonrío. −Serás la acompañante de la Sra. Russell, tu cuenta bancaria tendrá que ser suficiente, para que no caigas en tentación y la vayas a traicionar.

− ¡Yo jamás la traicionaría! – exclamó, haciendo una mueca.

−No te ofendas, pero no sabes las ofertas que te van hacer, solo para saber un poco de su intimidad o que reveles algún oscuro secreto. –Levantándose de su asiento−. Bueno vamos a almorzar, supongo que mueren de hambre –dijo, mirando su reloj−. Ya es tarde.

−Sí a dúo −contestaron las chicas, salieron del corporativo subiéndose a un coche negro lujoso con vidrios polarizados.

− Sandy, él es Walter tu chofer, él va estar a tu disposición a partir de hoy, para llevarte a donde tú lo requieras. Por favor Walter llévanos al restaurant de siempre.

  −Si Srta. Enseguida.

Después de comer, las llevo a un spa para relajarse y hacer uno cambios de look completo.

-EN EL CORPORATIVO.-

Alonso en su oficina con Glenn no dejaba de pensar en Sandy, esa niña tenía algo que a él le encantaba y realmente sentía, que estaba por embarcarse a un viaje sin retorno con ella.

−Glenn ¿Qué piensas de Sandy? –Revisando unos estados de cuenta.

Glenn dejado su tableta de lado. −Bueno es una chica sencilla, bonita, espontanea, tiene mucha energía, creo que no te vas aburrir con ella.

 −Eso espero, voy a vivir con ella 3 años ¿Y quién sabe? Quizás más. –Sonriendo tras rascarse la cabeza.

−Eso el tiempo decidirá, pero si hay una posibilidad de enamorarte de ella, no lo dudes, hazlo trata de hacerla feliz a leguas se ve que es una buena chica. –Mirándolo a los ojos–. Debes tratar de dejar el pasado y concentrarte en tu futuro.

 −Ya veremos, ya veremos –Dijo, sonriendo con imágenes de Sandy en el pensamiento.

-EN EL SPA-

−Hola Daniel ¿Cómo estás? No tengo cita, pero no creo que haya problema en atendernos o vamos a otro lugar. –Sonriendo y mirando a todos lados.

−Querida tú siempre eres bien recibida, vamos pasen pónganse cómodas, chicas atiendan a las damas.

Dana en cuanto entró, supo de inmediato a qué lugar las había llevado Diana y que realmente era un lugar muy exclusivo. −Sandy, sabes que este lugar es súper exclusivo, hay que apartar una cita con meses de anticipación, para que te hagan una manicura y no te digo lo que cobran.

Sandy, en cuanto  escuchó a Dana solo se acercó a Diana para decirle muy apenada. −Nosotras no podemos pagar un lugar así, nosotras no queremos nada.

–Sandy, de ahora en adelante no te tendrás que preocupar por los gastos, el Sr. Russell pagará tus gastos y las tarjetas que te di, son ilimitadas. Sólo una alcanza para comprar una isla si así lo deseas, chicas entren recibirán tratamiento completo.

Todo el spa estaba en función solo para ellas, masaje anti estrés, exfoliación, tratamiento para la piel, cabello, corte de pelo, tinte, pedicura, manicura, depilación de ceja, brazos, axila, piernas, hasta llegar a la zona vaginal.

 −¿Qué tipo de depilación quieren? Tenemos varias formas, brasileña, Hollywood, look salvaje, flecha, triángulo, corazón, letras, mariposa, etc.

–Dana aplaudió muy efusivamente. −Yo quiero depilación al estilo flecha, acostándose y abriendo las piernas.

Sandy, muy sonrojada. −Yo no creo que sea necesario ¿O sí? –Apretando las piernas de los nervios.

−Diana, se quitó la bata y se acostó. −Yo solo quiero que le den forma a lo que ya está −pero al ver a Sandy debatiéndose, se incorporó y le preguntó−. ¿Qué pasa Sandy?

–Bueno Diana, yo no creo que esto sea necesario. −Poniéndose las manos en las mejillas, muy sonrojadas.

−Sandy, creo que si vas a tener intimidad con el Sr. Russell, lo tendrás que seducir, te tienes que presentar ante el muy sensual, él de hecho con las chicas con las que sale son modelos y la mayoría, rebasan los estándares de belleza. Si tú quieres seducirlo, tendrás que esmerarte. –Dejando caer la bata para recostarte−. Así que recuéstate, relájate y Srta. Hágale el de corazón, creo que ese va con su personalidad.

Al terminar el spa Sandy se veía al espejo, realmente todo los cambios que le hicieron, se veía diferente, aparte de que muy relajada si ese era el trato que iba a recibir de ahora en adelante, sería materia dispuesta.

−Sabes Sandy, estoy tan relajada que si me dijeran que perdería el semestre, ni siquiera me enoja, ya quiero ver la cara de mi novio cuando descubra mi flechita. –Mostrándosela a Sandy y señalándole su depilación−. Lo voy a volver loco jijijijijiji.

− ¡Dios Dana! Tapate quieres, no quiero ver tus partes íntimas. −solo se puso roja como un tomate, al imaginarse que su futuro esposo descubra ese corazón, le daban nervios solo de pensarlo.

 −Chicas, las dejaré en su departamento para que descansen nos vemos mañana, pasó por ustedes, tenemos muchas cosas por hacer en sus teléfonos, está su agenda de mañana. Sandy, sé que puede ser apabullante al principio, ya después te acostumbraras, sé que estarás bien, bueno que descansen.

-AL SIGUIENTE DIA-

Alonso, estaba en su oficina revisando unos documentos, cuando llegó Diana para informarle que saldría fuera con las chicas.

 −Hola Diana ¿Cómo va tu agenda con Sandy?

 −Bien Sr. Hoy vamos por su nuevo guardarropa a Nueva York  y nos va llevar todo el día.

– Asegúrate que no pierda su esencia, pero que se vea espectacular. –Sonriendo, sin dejar de imaginar a Sandy con toda esa ropa fina, si así de sencilla es muy bonita; ya con todos esos arreglos debía de verse una muñeca.

 Diana, asentó con la cabeza. −Sr. Me retiro, voy a pasar por las chicas y si me tardo más, no creo que el día me alcance.

–Solo no me dejen pobre – comento sonriendo.

 −Tratare, aunque va ser difícil; una vez que sepa usar las tarjetas, agarrarse confesado.

Alonso tomando un sorbo de su café. –Bueno para eso trabajaré más, para darle sus gustos a mi mujer ¿No? −Dejando de nuevo su taza en su plato.

Diana solo movió la cabeza en negación, saliendo para ir con las chicas.

Sandy y Dana, se venían levantando, cuando tocaron a la puerta, Dana fue abrir muy soñolienta. –Ya voy que desespero – dijo, abriendo la puerta−. Hola Diana, pasa anda.− Levantando la ropa que tenía en el sofá, para que se sentara–. Anda siéntate, disculpa el tiradero pero no tenemos tiempo de nada.

–Chicas solo vengo por ustedes, tenemos el tiempo justo para abordar el avión.

–¡El avión dijiste! –exclamaron, abriendo los ojos.

–Si el avión, así que vámonos en el avión desayunamos, vamos chicas que se hace tarde. –Levantándose del sofá para colocar su bolso, en su hombro.

−Sandy, venía saliendo de su habitación con su bolsa, ya lista para salir. –Bien vámonos.

− ¡No, esperen! Yo aún no me arreglo, solo dejen que me cambie y nos vamos. – Dana, corriendo para su habitación.

Se dirigieron a un hangar, donde se encontraba un avión privado propiedad de los Russell, abordaron tomando un rumbo hacia Nueva York, en el avión Sandy estaba muy nerviosa puesto que nunca había viajado en avión.

–Tranquila Sandy, yo estoy contigo, solo cierra los ojos y respira.

 Aterrizando en Nueva York las esperaba un auto de lujo, que las llevaría a un edificio con  grandes ventanales. Entraron al edificio, saludaron a la recepcionista la cual les informo que las esperaban en el piso 28, subieron en el ascensor al llegar al piso, se encontraron con unas enormes puertas. Al entrar estaba otra recepcionista, que las pasó a una habitación muy amueblada, con una sala enorme y exquisita, parecía más un departamento amueblado que una tienda

−Diana, seguro que venimos a comprar−dijo mirando a su alrededor, observando el lujoso lugar−. Porque esto no tiene pinta de centro comercial.

–Diana solo sonrió. −Tranquilas chicas, pónganse cómodas las tiendas van a venir a nosotras.

En un santiamén hizo su Aparición Carolina Herrera, Alexander McQueen, Donatella Versace, Valentino y otras casas de modas, que solo mandaron a sus representantes, disculpándose de no poder estar por compromisos previos, todos con sus equipos de trabajo tomándose medidas.

–Diana se dirigió a ellos. −Buenos días ella, es la futura Sra. Russell y su asistente, como comprenderán los reunimos con carácter de urgencia, porque vamos a necesitar un guardarropa para las dos. De acuerdo a las necesidades de sus nuevas actividades, como reuniones, fiestas, cocteles, deportiva, etc. de todo, necesitamos de todo, incluyendo el vestido de novia.

 Uno de los asistentes preguntó a la Srta. ¿Cuál es el presupuesto con el que debemos trabajar?

Diana, sonriendo por tal pregunta. −Presupuesto ilimitado.

Todos comenzaron a tomar sus teléfonos y en unos minutos, empezaron a llegar con la ropa de todos los diseñadores, algunos de ellos enseñándole bocetos para algunos vestidos de noche y de gala, otros traían accesorios, zapatos, bolsos, lentes, ropa casual, deportiva, trajes de baño, etc.

Diana dirigiendo. −Sí, no, tal vez, definitivamente lo llevamos.

Sandy al ver la cantidad de ropa a la que Diana decía si, le comento. −Creo que es demasiado, ¿No crees? Todo a lo que dices que sí, es demasiado.

–Nunca es demasiado Sandy, tú no podrás repetir ropa más de 3 puestas y los vestidos de noche, así como los de gala, solo los usarás una vez.

–¿Yo qué haré con esa ropa, que ya no me pondré? –pregunto incrédula a lo que Diana le decía.

 −Se dona o se hace una venta, de eso yo como tu asistente me encargo, no te preocupes, solo relájate, porque todavía falta la ropa interior y ver los bocetos de tu vestido de novia. Y así se la pasaron todo el día en Nueva York, regresando hasta la noche a Chicago.

−Estoy muerta, no pensé que comprar resultará muy cansado y eso que no caminamos recorriendo tiendas. –Tirándose en el sofá, de su departamento.

–Yo solo quiero dormir, no quiero saber nada de telas, encajes, zapatos, pieles, me duele la cabeza. –Sentándose a lado de Dana.

–Ya es muy tarde, las dejó. Todo su guardarropa que compramos y lo que está por llegar, lo llevaran a su nuevo domicilio, paso mañana para llevarlas. Solo empaquen cosas sentimentales, lo demás ya no será necesario, todo lo que necesiten lo encontraran y lo que no, se les proporcionará. Que descansen.

 Continuará…

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