La Escort
La Escort
Por: Lilian castillo
Prólogo

Sus ojos indicaban peligro y su cuerpo me incitaba a pecar. Por más que trate y trate, no pude resistirme a ella, cuando la tenía cerca sentía escalofríos recorrer por todo mi cuerpo, mis piernas temblaban y mi corazón se aceleraba, ella disfrutaba ver las reacciones que mi cuerpo tenía al sentirla tan cerca y su respuesta siempre era esa estúpida pero hermosa sonrisa arrogante.

Sabía que ella podía romperme en mil pedazos. Mi mente me alertaba sobre lo peligroso que era pensar en ella, pero mi  corazón rebelde se rehusó hacerle casó.

Yo, una chica la cual sólo tenía claro que quería cumplir sus metas y ayudar a su familia, la cual es una "mesera" que tiene turnos por la noche o por el día... ¿A quién quiero engañar? La verdad es que esa es la mentira o la máscara que oculta mi verdadera realidad. Una realidad que puede ser denigrante para la sociedad y una vergüenza para mi padre y la bruja de mi madrastra, la realidad que me ayuda a comprarle constantemente sus inhaladores para el asma a mi hermana y que me ayuda a pagar mi universidad, ya que mi padre dice que hace lo suficiente con darme un techo dónde dormir y mis alimentos que no me faltan cada día ¿Que si mi padre es un monstruo? No, no lo es, pero la que si lo es... Es mi madrastra que logró enganchar a mi padre y la cual le ha metido todo tipo de ideas, hasta el punto de que él la puso por encima de nosotros.

¿Cuál es esa realidad que es mi mayor secreto? Les contaré esa realidad es que soy "Escort" se preguntarán ¿Que es un o una escort?, una escort es una persona que actúa como acompañante remunerado, es decir, alguien a quien un cliente paga por acudir con él o ella a reuniones, fiestas, salidas a otra ciudad, etc. La contratación puede incluir o no sexo.

La realidad es que yo no tengo sexo con mis clientes, esa es la condición para aceptar salir con ellos.

Así fue como la conocí a ella, a Elena Bravo. La mujer más prepotente, caprichuda, odiosa, mimada, fría, terca, bipolar y arrogante mujer de todo el mundo, juro que pensé que la iba a odiar para toda mi vida, al solo escuchar como hablaba con ese ego tan gigante que tenía me daban ganas de callarla dándole un puño en la boca, pero la que me calló en una de nuestras muchas discusiones fue ella... Y fue con un beso que me robo todo el aliento, al solo sentir sus labios rosar los míos sentí que mis piernas temblaban como gelatina y que mi cuerpo sufría de una fuerte descarga eléctrica. Al principio a pesar de que la odiaba y me caía tan mal, salía con ella porque admito que me pagaba ¡Muy bien! Pero después lo hacía porque ya no podía vivir sin ella, sin ver sus hermosos ojos color avellana y sus labios gruesos al hablar, pero sobre todo sin sus caricias que eran simplemente exigidas por mi cuerpo.

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