CAPÍTULO 1.- primer fragmento

Leia camina por los pasillos de la escuela, el mes de marzo había empezado con algunos exámenes sorpresa que había amargado a la mayoría de sus compañeros de clase. Ella se preguntaba cómo era posible que los tomara realmente por sorpresa, si los profesores les daban un silabario al comienzo del inicio de clases donde ponían las posibles fechas de exámenes. Bastian, su compañero de clase y primo de su novio, le había gruñido y en respuesta le dijo que ella era posiblemente la única que había prestado atención a estos silabarios.

Busco con la mirada a su mejor amiga Jessy y se sorprendió al verla cubierta de pegamento, suspiro en reacción y fue a ayudarla.

Al término de las vacaciones de navidad y al regreso de clases, Bael y Estefan habían empezado una campaña interminable de bromas pesadas hacia Jessy. Leia había intentado hablar con Bael para que parara, pero este había cumplido su promesa de no hablarle y siempre desaparecía antes de que Leia le dijera una sola palabra.

Después de un mes desistió en hablarle y aunque le doliera un poco, decidió darle el espacio que Bael había impuesto entre los dos. Intento razonar con Estefan, pero como Leia le tenía miedo, había intentado que Liam hablara con él sin éxito. También había hablado con Joon para que intente calmar a su novio, pero Estefan le había jurado a este que él no tenía nada que ver.

En febrero, Jessy había tomado cartas en el asunto y decidió devolverles un poco de su propia medicina. No sabía cómo (aunque sospechaba que Odette le había ayudado) consiguió fotos de Estefan de niño vestido de niña, había sacado copias gigantes y las había repartido por toda la escuela. También le había lanzado pintura roja a Bael cuando este se estaba bañando después de su clase de lucha y había robado su ropa. Las bromas iban y venían, la escuela se había vuelto un poco loca por eso, todos le aplaudían a Jessy por enfrentar a los príncipes y esta se había envalentonado por eso, además de que se había vuelto muy popular.

Lo que Leia más lamentaba es que el grupo se había dividido. Ya que Jessy se sentaba con ellos en el almuerzo, ni Estefan, Joon y Bael se sentaban con ellos después de las vacaciones de navidad. Aunque no creía que Joon no se sentara con ellos porque no le caía Jessy, sino porque también se sentaban Bastian y Natsuki.

Liam le decía que ellos seguían hablándose como si nada en los entrenamientos del escuadrón y que no se preocupara mucho. También se esparcía el rumor de que Odette salía con Natsuki, desde el baile de navidad paraban juntos por todos lados. Leia también lo sospechaba, ya que cuando pasaban tiempo juntos, ellos se ponían algo cariñosos, pero Odette le había dicho que solo eran amigos.

—¡Lo voy a matar! —exclamó Jessy intentando limpiar el pegamento de su ropa—. Esta vez ha sido Bael solo, lo se.

Leia reprimió una risa y Jessy la fulminó con la mirada.

—Es que te ves muy graciosa —Leia no pudo evitar reír y empezó a ayudarla—. ¿Cómo sabes que fue Bael?

—Las bromas de Estefan suelen ser más dolorosas —dijo sombríamente—. Como la vez que lleno mi mochila de alacranes.

—Eso fue peligroso para toda la clase —dijo Leia poniéndose más seria—. Una picó a Liam.

—Esto es imposible —se rindió Jessy—. Es mejor que me cambie de ropa, tengo otra muda, ¿Me acompañas a cambiarme?, si estas tú, posiblemente el idiota no me robe la ropa.

***

—Solo digo que a tu padre le serviría mucho saber que hay una especie de hechiceros malignos rondando el bosque, posiblemente detrás de ti —dijo Noel nervioso.

—Ya te dije que he recibido órdenes del reino en no decir nada aún —se explicó Theo—. Necesito tener el panorama completo antes de levantar todas las alarmas.

Una flecha pasó rozando el brazo de Noel y se clavó en el árbol que estaba detrás de este.

—¡¿Es que acaso quieres matarme?! —grito Noel escandalizado.

—No seas llorón —dijo Taylor acercándose a ellos—. Si quisiera matarte te hubiera apuntado a la cabeza.

Theo negó con la cabeza y siguió recogiendo las ramas del suelo. En marzo ya empezaba la primavera en Finlandia, aunque en la zona donde ellos vivían aún se veía un poco de nieve y algunos lagos apenas empezaban a descongelarse. Theo tenía la tarea con Noel de limpiar los caminos del bosque de cualquier cosa que pueda obstruirlas.

Un trabajo casi interminable y del cual Noel no había dejado de quejarse.

—¿Por qué practicas con el arco? —le pregunto Theo mirando a su novia—. Creía que tu especialidad era la ballesta.

—Uno debe estar preparada para todo —Taylor tomó otra flecha y apuntó a Theo—. Uno no sabe en qué situación puede meterse y que cosas puedan estar a su disposición para ayudar, además que ya se acerca mi examen.

—No sé de qué te preocupas —dijo Noel retomando sus labores—. Eres la mejor de tu generación, pasarás el examen de iniciación de cazadora sin pestañear.

—Noel tiene razón —le sonrió Theo—. Los dejarás sorprendidos.

Taylor se acercó y lo beso incomodando a Noel.

—Claro —dijo Noel indignado—. Sigan comiendo enfrente de los pobres.

Los dos se separaron riéndose, Taylor se acercó a Noel y le dio un beso en la mejilla para molestarlo y le sacudió el cabello. Theo sintió un leve pinchazo en el pecho y se agitó, pero se controló rápido. Taylor y Noel se habían vuelto muy buenos amigos, además que Taylor no sabía que ella era su mate.

Noel le sacó la lengua.

—Vamos a divertirnos un rato —dijo Taylor sonriente—. El trabajo que les han dado es interminable, personas y animales siempre obstaculizan los caminos, nadie se dará cuenta si lo hicieron o no.

—Intenta explicarles eso a mis padres —gruñó Noel—. Tienes razón, este sabroso cuerpo necesita descanso.

Theo iba a replicarle algo mordaz por aquel comentario, pero un grito lo descoloco.

—¿Qué fue eso? —dijo Taylor poniéndose a la defensiva.

Theo concentró su super oído y olfato, pudo percibir a algunos hombres lobos que no eran de su manada y duendes.

—Lobos sin manada y parece que atacan a duendes —Theo los miro—. Vayan a pedir ayuda, mientras yo los ayudo.

—No vengan con estupideces —Taylor arrancó la flecha que había lanzado al árbol y se acercó a Theo sujetando su arco muy decidida—. Aquí el débil es Noel, que él vaya a pedir ayuda.

—Bien —Noel salió corriendo hacia la manada sin preguntar—. ¡Suerte!

Theo se transformó rápidamente y Taylor se subió a su lomo. Corrió lo más rápido que pudo rastreando el olor de los forasteros. Los pudo ver a lo lejos después de varios minutos, Taylor no dudó a empezar a lanzar flechas.

Eran dos hombres lobos intentando atrapar a un duende que estaba escondiéndose dentro de un tronco de árbol. Cuando notaron su presencia, dejaron al duende y fueron a su encuentro.

Taylor se lanzó del lomo de Theo, subiéndose al lomo de uno de sus contrincantes tomándolo por sorpresa. Taylor sacó una cuerda delgada que siempre cargaba dentro de esos pequeños canguros que eran parte de su uniforme de cazadora y logró amarrarlo al cuello, aunque el lobo había intentado quitársela de encima.

Theo luchaba con el otro hombre lobo, gracias a la práctica constante que había tenido con su padre Victor estando transformado, pudo vencer a su contrincante con rapidez, lo golpeó lo suficientemente fuerte para poder dejarlo inconsciente.

Cuando se levantó para poder ayudar a Taylor, vio como esta le arrancaba la cabeza al hombre lobo con un solo movimiento con aquella cuerda, mientras ella quedaba totalmente manchada de sangre.

Definitivamente esa no es una cuerda normal, pensó Theo algo pasmado.

Se transformó en humano y se quedó viendo como Taylor sostenía la cabeza sonriente.

—¡Mi primera cabeza! —dijo sonriente—. Mi abuelo estaría orgulloso.

***

—¡A tu derecha!

Liam pudo girar en el momento exacto en él una roca gigante caía en el lugar exacto donde había estado unos segundos antes.

—Vamos Liam —exclamó Gabriela apareciendo detrás de él—. No quiero que esos dos mequetrefes nos ganen.

—Debemos seguir hacia el sur —dijo mirando su brújula—. Estoy seguro que la bandera está ahí.

Los dos se pusieron a la marcha y siguieron corriendo, estaban sumergidos en un laberinto de paredes de concreto que el Rey había mandado a hacer para que él príncipe y su escuadrón se entrenaban. Las paredes eran de más de tres metros y ellos no podían ver por dónde iban realmente. Liam y Gabriela vieron aparecer dos espectros de fuego y Liam les lanzó una bomba extinguidor de fuego para hacerlos desaparecer y siguieron la marcha a pesar que tosían por el gas.

—¡Llegamos al centro! —exclamó Gabriela.

Los aceleraron hacia la bandera, pero vieron aparecer al otro extremo a Estefan y Bael.

—Tú coges la bandera, yo los detengo.

Gabriela se dirigió a toda velocidad hacia los otros dos chicos y Liam prácticamente se lanzó hacia la bandera, justo cuando la iba a tocar, un rayo cayó en el lugar. Liam salió impactado contra el suelo perdiendo el conocimiento cuando su cabeza impactó tan bruscamente con el suelo.

—¡¿Cómo se te ocurre lanzarle un rayo directo? —gritaba Alan señalando a Estefan—. ¡Pudiste haberle matado!

—Ella intentaba detenernos —ahora Estefan señalaba a Gabriela—. Ella tiene la culpa, yo solo quería evitar que hicieran trampa.

—¡¿Matando a Liam?! —exclamó Alan.

—No estoy muerto —susurro Liam tocándose la cabeza y sin abrir los ojos.

Liam estaba recostado en el suelo.

—¿Cómo te sientes Liam? —pregunto Bael preocupado.

—Te ves fatal —se burló Gabriela—. ¿Viste tu vida pasar como cuentan?

—Siento que me ha pasado un camión encima —respondió Liam con una mueca de dolor.

—Vez —Estefan le restó importancia—. Está bien.

—Te odio —dijo Liam—. Tío castígalo.

—Vas ayudar una semana en el hospital a bañar a todos los enfermos que te encargue tu tío Jeremy —le dijo Alan a Estefan.

—¡¿Qué?! —Estefan lo miró indignado—. ¿Solo porque electrocute un poco a Liam?

—Creo que no veo por el ojo izquierdo —lloriqueó Liam—. No...no siento mis piernas.

—Que sean dos semanas —gruño Alan.

***

—Yo creo que tu aburrimiento se debe a que te la pasas de vago desde que has llegado al reino —dijo Matt tomando su café—. ¿Por qué no reingresas al escuadrón?, hay mucho trabajo en el que puedes ayudar.

—¿Reingresar? —preguntó Jose confundido—. ¿Es que acaso me sacaron?

—Él se refiere a que no estás en activo en el escuadrón —explicó Dylan saliendo de la cocina con una fuente llena de piqueos de carne y queso—. No se te otorgan funciones oficialmente desde hace más de 16 años.

—No creo que lo mío sea estar detrás de Oliver todo el día —Jose negó con la cabeza—. Además, no es que he estado de vago todo este tiempo, soy socio de una de las mejores firmas de Washington.

—Jaime me contó que no has tocado ningún centavo del dinero que te dan mensual por ser parte del escuadrón —habló Matt.

—¿Qué dinero? —preguntó Jose.

Matt y Dylan se rieron.

—Eso lo explica —Dylan sonrió—. Tienes que hablar con Jaime de tus finanzas.

—Mira, no es que no me alegré de detenerte aquí con nosotros, viejo realmente te extrañé demasiado —se explicó Matt—. Pero creo que no soy el único que se pregunta porque volviste cuando tenías una vida tan exitosa en el mundo de los humanos.

—Por favor —Dylan hizo un gesto desdeñoso hacia Matt—. No intentes actuar enfrente mio.

Matt lo miró confundido.

—¿Ah?

—Te has vuelto bueno ocultando cosas —Dylan lo miró severamente a Matt—. Solo te he dejado pasar esto porque es un secreto que si debía guardarse bien.

—Dylan... —Jose palideció—. No... ¿Como?

—¿De qué están hablando? —Matt los miró a los dos confundido.

—¿Por algo ya sabías que Theo no era el mate de Gabriela cierto? —Dylan lo miró ceñudo—. ¿Todos lo saben menos yo y Alan?

—No todos —habló Jose cerrando los ojos.

Matt miró a Jose, después a Dylan y nuevamente a Jose, después de unos segundos lo pudo entender.

—¡¿Tu?! —grito Matt espantando señalando a Jose—. ¡Tu!

Matt cayó desmayado.

—Él no lo sabía —dijo Jose sin abrir los ojos y con las manos en la cabeza—. Solo sabía que Gabriela tenía un mate, pero no sabía que era yo. 

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