Capítulo 4: Declaración de Guerra

Capítulo 4: Declaración de Guerra.

Alyssa salió de los vestidores como un rayo, estaba enojada e indignada por esa pequeña broma tan ridícula que la habría obligado a hacer quien sabe que para no pasearse desnuda por el instituto. Detestaba a Ana Campbell con toda su alma y su venganza ya estaba planeándose en su cabeza, quería hacerle algo mucho peor a esa bruja.

— ¿Por qué tardaste tanto? —Preguntó Celia al ver a su hermana con otra ropa diferente a la que llevaba esa mañana. — ¿Qué le pasó a tu ropa?

—Ana Campbell le pasó. —Contestó con los puños apretados.

— ¿Ya empezaron con sus bromas otra vez? —Celia suspiró negando con su cabeza. —No te metas en problemas, Ali.

—Lo siento, hermanita, pero ella inició y no me quedaré de brazos cruzados. —Aseguró la rubia empezando a caminar al lado de su hermana. Celia asintió, sabía que por más que le pidiera que no hiciera nada, su hermana tendría su venganza.

—Solo no la golpees. —Pidió la casi rubia mientras llegaban a su auto.

—No te prometo nada. —Respondió seriamente abrochándose el cinturón.

Al día siguiente, Alyssa esperó con mucha paciencia la hora de su venganza. Le había pedido a su mejor amiga Harper que le llevara un tarro de tinte azul para entregárselo en la mañana y ella solamente se quejó.

— ¿Crees que soy una peluquería andante? —Había preguntado la chica con un tono indignado.

—Sí, definitivamente lo eres. —Respondió divertida tomando su brazo para ir a la siguiente clase.

Ahora, Alyssa miraba sin parar el reloj que estaba colgado en la pared del salón, contaba los segundos que faltaban para que las clases finalizaran y así poder ir a realizar su tan esperada venganza. Celia había accedido a vigilar que nadie entrara a los vestidores mientras la rubia preparaba todo junto a Alexia.

— ¿No crees que es muy riesgoso lo que haces? —Preguntó Danna en un susurro mientras entraban al vestidor. Las animadoras estaban en entrenamiento y Harper se aseguraba de que ni Ana ni Aine miraran hacia los vestidores.

—Para nada. —Alyssa bufó. —Ella se lo buscó.

—Intenta hacerlo rápido, me aseguraré que Connor no pase por aquí. —Cameron le guiñó un ojo y se fue a los vestidores masculinos.

— ¿Ya está listo el tinte? —Preguntó Alyssa mirando a la morena.

—Oh sí, necesitará tres duchas para quitárselo. —Alexia le entregó el tinte ya preparado mientras Danna abría el casillero de la pelinegra y sacaba su shampoo.

—Lo aprendí en internet. —Se explicó la castaña encogiéndose de hombros ante la mirada de las otras dos.

—Quita con cuidado la etiqueta, por favor. —Pidió la rubia mientras metía poco a poco el tinte en un tarro nuevo casi igual al del shampoo de Ana.

Alexia y Danna con cuidado quitaron la etiqueta y se la colocaron al tarro nuevo, había quedado un poco flojo pero no se notaba a simple vista, después volvieron a acomodar todo tal cual estaba y salieron de los vestidores con cuidado.

Celia las siguió con la mirada y su hermana levantó su pulgar en señal de victoria, la casi rubia asintió y volvió tranquilamente a las gradas. Las tres chicas dieron una vuelta y después aparecieron en las gradas como si recién hubieran llegado de cualquier otro lado menos los vestidores. Miraron el entrenamiento de las animadoras al igual que el de los chicos de Lacrosse, todo perfectamente natural.

—Solo espero que no se salga de control. —Comentó Celia y Alyssa hizo un movimiento con la mano para restarle importancia.

—Descuida, todo está fríamente calculado.

Cuando las animadoras terminaron su entrenamiento, las cuatro se fueron directamente a los vestidores esperando ansiosamente el resultado de su broma. Aine salió de las duchas y miró con el ceño fruncido a Danna y Alexia.

— ¿Qué hacen ellas aquí? Conoces las reglas, Spencer, si no es horario de clases no pueden entrar. —Acusó y todas esperaron la respuesta de Celia quien se cruzaba de brazos.

—Danna vino a hablar con ustedes sobre las pruebas de animadoras y Alexia quiere entrar al equipo. No sé dónde cree su majestad que sea conveniente hablar. —Alyssa llevó las manos a su boca intentando no hacerle una venía a su hermana ante tal respuesta.

—Las pruebas para animadoras son la próxima semana, no llegues tarde. —Aine se dirigió a Danna y después le lanzó una mirada una mirada altiva a la casi rubia. —Prefiero que me llamen su alteza. —La castaña le guiñó un ojo y cuando estaba dispuesta a irse, un grito llegó a oídos de todos.

— ¡AHHHHH! ¡TENGO EL CABELLO AZUL! ¡TENGO EL JODIDO CABELLO AZUL! —Gritó Ana y Alyssa tuvo que morderse el labio para no reír allí mismo.

Fue misión imposible gracias a que Ana salió envuelta en una toalla y su cabello mojado era azul muy azul. La peliazul echaba rayos por sus ojos e ignoró a todas las personas que se burlaban o miraban asombradas aquel cambio, cuando estuvo frente a las mellizas, gritó.

— ¡SPENCER! —Señaló acusatoriamente a la más rubia de las mellizas.

—Presente, bonita y dispuesta. —Contestó con una gran sonrisa. — ¿Qué pasa, Campbell? Los pitufos tienen la piel azul, no el cabello. —Todas en el vestidor soltaron una gran carcajada, incluso Celia que quería permanecer seria no pudo evitar reírse.

—Eres una. —Golpe. —Maldita. —Golpe. —Hija de perra. —Golpe.  —Estúpida. —Golpe. —Te odio. —La peliazul empezó a repartir golpes en los brazos de Alyssa y esta ya se estaba sintiendo adolorida, pero aun así no podía evitar reírse. Le pesaba admitirlo, pero no se veía tan mal con ese color.

—Ya, ya. —Alyssa tomó sus manos y las alejó de su cuerpo. —Tranquila que en vez de azul te vuelves morada y así no te aceptan en la Isla de los Pitufos. —Dijo con diversión pero su sonrisa se borró al ver al imbécil entrando. Se escucharon los gritos de indignación de las mujeres que estaban allí, pero Connor las ignoró.

— ¿Amor qué son todos esos gri...? —Connor abrió sus ojos al ver el cabello azul de Ana.

—Bebé, Spencer acaba de tinturarme el cabello. —Ana hizo un puchero siendo abrazada rápidamente por el orangután.

Alyssa solo pensó dos cosas. Uno. Que ese estúpido puchero se veía muy adorable en ella. Dos. Que ese abrazo la hizo sentir realmente incómoda y eso a la rubia le pareció ridículo, los había visto abrasarse y comerse la boca millones de veces, lo único que sentía eran ganas de vomitar, pero ahora solo sentía... Sentía envidia y sentir envidia hizo que se enojara.

—Vamos a entrenar chicas. Dejemos que Pitufina sea consolada por Gargamel. —Dijo en voz alta, con algo de amargura y cuando intentó salir, Connor se lo impidió.

—Espera ahí en primera, Spencer. —Connor se separó de Ana mirando muy enojado a la rubia quien solo quería darle un golpe. No quería meterse en problemas con su hermana así que se contuvo. —Si vuelves a hacerle algo a mi novia, vas a pagarmela.

Alyssa formó una sonrisa de medio lado en sus labios y soltó su stick acercándose al moreno.

— ¿Me estás amenazando, Gargamel? —Preguntó lentamente cruzándose de brazos.

—Sí, y voy a cumplirla si no haces lo que te ordeno. —Habló muy cerca del rostro de Alyssa y ella sintió como se le caían las pestañas

—Primero: cepillate, enserio, huele horrible. Segundo: no te atrevas a amenazarme, porque sabes perfectamente quien de los dos pierde. —Alyssa apretó sus puños mirando con odio total al moreno que tenía frente a ella.

—Ya basta ustedes dos. —Celia apareció en escena separándolos. —Está prohibido que entres a los vestidores femeninos, Connor, ten un poco de respeto. Y tú Alyssa ven con nosotras. —Celia tomó la mano de su hermana con firmeza y la sacó de los vestidores, pero a mitad de camino Aine habló.

—Celia Spencer salvando el día. —Se burló Aine mirando a la casi rubia.

—Al menos hago algo además de estarme mirando en el espejo.

—Corrección. Dañando el espejo. —Alyssa levantó su mano hacia Danna, orgullosa de tal respuesta.

Celia le dedicó una última mirada a la castaña y volvió a tomar firmemente la mano de su hermana para salir de allí. Alyssa prefirió enfocarse en su entrenamiento para así dejar de pensar y hacerse un lío en su cabeza e incluso después de que terminara el entrenamiento decidió quedarse un rato más haciendo lanzamientos, lastimosamente su mente no la dejaba en paz.

Ella estaba sintiendo envidia de Connor Mahone. ¡CONNOR MAHONE! El idiota más idiota que existe y esa era una abominación para Alyssa. ¿De qué tenía envidia? ¿De qué podía hacer lo que quisiera como entrar al vestidor de mujeres? O ¿Tenía envidia de su novia? No, eso era aún más ridículo. Tal vez... ¿Tenía envidia de que él fuera novio de Ana?

—Que estupidez. —Murmuró la rubia lanzando una vez más la bola hacía la red.

—Ya es hora de ir a casa, Spencer. —El entrenador hizo su aparición y Alyssa asintió mirándolo.

—Voy en un segundo, entrenador, voy a recoger esto.

—No te preocupes, mañana puedes recogerlo, ve a cambiarte. —Ordenó y Alyssa muy obedientemente fue al vestidor.

Mientras Alyssa entraba quitándose la blusa, escuchó el golpe de un casillero cerrándose con rapidez, la rubia caminó hasta donde supuso que venía el ruido y se encontró con su casillero abierto y el suelo manchado de tinte azul.

— ¿Quién demonios está allí? Papá pitufo ¿eres tú? —Preguntó cautelosamente pero nadie respondió, solo unos segundos escuchó otro golpe más fuerte y un pequeño gemido. Al caminar hacia allí, se encontró a Ana sentada en el suelo. — ¿Campbell? ¿Querías chocar los cinco con el suelo? —Comentó con voz divertida viendo como la peliazul se levantaba.

—Solamente me resbalé. —Se excusó colocando sus manos detrás de su espalda.

—Ajá, ¿de casualidad sabes porque parece que mataron a Papá pitufo cerca de mi casillero? —Alyssa se cruzó de brazos notando como Ana se colocaba nerviosa.

—No. —Dijo rápidamente. — ¿Debería saberlo? —Levantó la mirada pero sus manos aún no abandonaban su espalda.

—Tal vez, eres la única que está aquí. —Contraatacó la rubia casi riéndose al verla tan nerviosa.

— ¿Y? Soy la capitana de las animadoras, tengo cosas que hacer. —Aseguró lanzándole una mirada seria. Alyssa bufó y se acercó a ella pasando sus manos por la espalda de la peliazul, sintió un pequeño cosquilleo al sentirla tan cerca, pero decidió ignorarlo y continuo buscando sus manos tras su espalda. Al forcejear unos segundos, logró ver las manos color azul de su acompañante.

— ¿Segura?... Todo indica que mataste a Papá pitufo. —La rubia negó varias veces con la cabeza. —Eres una vergüenza para la Pitufialdea.

Alyssa disfrutó en silencio como una sonrisa se le escapaba de los labios a la peliazul, pero muy rápido (para su gusto) se dio cuenta y se alejó de ella. Aclaró su garganta y volvió a endurecer su mirada.

—Apestas, Spencer, ve a ducharte. —Dijo con desprecio y Alyssa sonrió socarrona.

—Está bien, solo espero no encontrarme un tinte en lugar de mi shampoo porque no te irá muy bien. —Advirtió girando sobre sus talones y caminando en dirección a la ducha.

—Sabes perfectamente que Connor no lo permitiría, te lo advirtió. —Alyssa rio fuertemente y la miró.

—Pitufa... ¿Desde cuándo hago caso a lo que Gargamel diga? —Volvió a girar y entró a la ducha olvidándose de usar shampoo por ese día.

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