Transmisión en vivo

 

-7 de Septiembre de 2017-

—¡“Hello” gatitos!, ¿cómo están? ¿Listos para la acción o qué? Ya han pasado 5 meses —poco más, poco menos— desde que “Cyber Bullet” está limpiando las calles de Ecatepec de gente indeseable… ¡Genial! ¿No lo creen? ¿Qué les parece si le damos un repaso a los diez casos que van hasta el momento? ¡A rasguñar la noticia! — exclama una excesivamente animada “Gato Negro” mientras una cámara digital semiprofesional la graba desde un tripie.

“Claus”, su mejor amiga, guionista y camarógrafa observa desde la oscuridad. Se pregunta porque Lucía nunca se apega estrictamente al guion. Antes de comenzar a grabar asegura haber comprendido todo y estar de acuerdo con la secuencia que debe llevar la transmisión, mas cuando la cámara empieza grabar, todo comienza a suceder de forma muy distinta…

Por ejemplo, en estos momentos se encuentra parloteando cosas sin sentido sobre lo difícil que es vivir en Ecatepec siendo mujer. B****a. Es importante, pero esa no es la intención del programa. Así que comienza a hacer señas apuntando insistentemente un cartón con la leyenda <<perfiles públicos>>.

Gato Negro” resopla, y a regañadientes, acepta apegarse al plan que diseñó junto a Claudia horas antes:

—Ahora, vamos a repasar cada uno de los casos con la imagen del perfil en redes sociales de la “ratota” ajusticiada. ¡Primer caso!

Una captura de la red social PublicBook aparece en la pantalla. Se puede leer claramente el nombre de Br@yann P3rëz. Dice trabajar en una famosa tienda de ropa. Su foto de perfil lo muestra sosteniendo un vaso lleno de cerveza. Aunque es bastante notorio que vive en Ecatepec, asegura haber nacido en Seattle y vivir en Londres. Sin embargo, eso no es lo más curioso de la imagen. Lo que es en verdad interesante se encuentra en su imagen de cabecera. En ella se puede ver una fotografía de él y otro muchacho montando una motocicleta azul de la que se le puede ver la placa.

La imagen en la pantalla cambia y se traslada a una foto del servicio pericial del municipio de Ecatepec. Es una fotografía de la misma motocicleta, pero en esta ocasión, calcinada. Aun se notan el modelo y el color, sin embargo, lo que confirma por completo que se trata del mismo vehículo es la placa de identificación, la cual, aunque chamuscada, conserva los números casi intactos.

—Cómo pudieron observar, mis queridos gatitos, Brayan era el flamante propietario de esa motocicleta modelo XT34, o como todos la conocemos: “moto abonera”. Dicho vehículo estalló en pedazos el día 19 de Enero a las afueras del minisúper OTTO ubicado en la intersección de avenida Hidalgo y Palomas. Evidentemente nuestro “angelito” estaba en el lugar… y sí, para alivio de todos él explotó también, junto con uno de sus amigotes del que todavía no encontramos su perfil. Fue el primer caso de ajusticiamiento por “bomba” en Ecatepec de Morelos. El informe policial dice que dichos sujetos recién habían asaltado tres tiendas de abarrotes aquel día. El OTTO de Avenida Palomas iba a ser su siguiente victima... — narra “Gato Negro” con una asombrosa frialdad.

Claudia toma otro cartón y vuelve a señalar de forma frenética: <<Sigue con los demás casos>> reza la inscripción. Lucy asiente y da paso a la siguiente imagen:

—Este es —bueno, era— Agustín Valle. Trabajaba en la misma tienda de ropa que Brayan. También nació en los EEUU —en este caso en Nueva York— pero él vive en Paris —¡sí, claro! —… Por su imagen de portada podemos ver que ama el reggaetón, y quién no… — añade en forma bastante sarcástica ante la mirada desaprobadora de Claus —, en fin, este pequeñito de 17 años asaltaba “combis”. De hecho, a mí me asaltó una vez camino a la escuela. Era bastante violento, y se enojaba si te le quedabas viendo a la espantosa arracada que tenía colgando de la nariz. Pues bien, el 25 de enero asaltó un autobús que corría de Zumpango a la Central de Abastos de Ecatepec. Una vez consumado el robo, los testigos afirman que bajó de un brinco del autobús, corriendo en dirección a la sección de vegetales de la Central. Eran las 8:30 de la mañana. El estacionamiento aún estaba vacío… y justo a la mitad de su huida, una inexplicable explosión lo hizo volar por los aires. El “pobre chiquito” se elevó poco más de medio metro por el suelo y cayó inerte sobre el piso del estacionamiento. Al parecer el descenso no fue favorecedor porque aterrizó sobre su cabeza y se rompió el cuello.

Una desesperada e impaciente Claudia señala el reloj y chasquea los dedos. “Gato Negro” comprende el mensaje; debe de apresurarse. Es una transmisión en streaming, no un especial sobre el crimen de Ecatepec en el canal del congreso.

Pasa a la siguiente imagen y muestra a un señor de poco más de cuarenta años sosteniendo un rifle de cacería. También falleció producto de una explosión en el tianguis de la San Felipe. No solo robaba los teléfonos, también los vendía.

Una siguiente captura de pantalla muestra a una chica con el cabello rojo y un tatuaje de calavera adornando su pecho. No luce como una criminal, parece ser una adolescente común y corriente. Error, no lo es. Un video un poco mal grabado se reproduce dentro de la transmisión: la chica del cabello rojo amenaza con un picahielos a dos señoras que van regresando de la lechería. Aunque el audio es apenas inteligible, puede notarse por las señas que hace que está pidiendo dinero y celulares. Asustadas, las señoras ceden rápidamente. Cuando la joven tiene el botín, les arrebata las cubetas con leche a las señoras y perfora las bolsas. El líquido blanco se derrama sobre la banqueta ante la mirada aterrada de las señoras, que solo pueden ver como la ladrona escapa del lugar con las que antes fueran sus pertenencias. La pantalla parpadea y muestra de nueva cuenta una fotografía del servicio pericial de Ecatepec. Una joven con el rostro quemado yace muerta en una cancha de futbol de la colonia San Martin de Porres.

Y así transcurren otros seis casos más, donde misteriosas explosiones asesinan a ladrones de poca monta, que, de alguna forma, fueron descubiertos por el justiciero y sus “bombas”.

La transmisión sufre un pequeño corte y de inmediato la imagen de “Gato Negro” hace su aparición. La chica se moja los labios con la lengua y toma un poco de aire. Se puede notar claramente que está a punto de decir algo importante:

—Durante años, Ecatepec ha sido dominado por estos pequeños criminales interconectados entre sí. Roban en el transporte público, en los pequeños negocios, a transeúntes en la calle, a niños que van saliendo de las escuelas, a señoras que madrugan para comprar leche… nos acostumbramos a vivir con miedo, esa es la verdad. Y el gobierno, incapaz y sobrepasado, ha cerrado los ojos ante la realidad. Ahora, gracias a este justiciero, a este héroe, podemos estar seguros de que los “malos” van a recibir su merecido. Quizá no antes de que cometan el robo, tal vez no inmediatamente después de que lo hagan, pero hoy estamos seguros de que tarde o temprano lo harán. Es por eso que le pido a la población en general, que si por alguna razón conoce o puede dar datos sobre la ubicación o identidad del justiciero —o justiciera— ¡NO LO HAGA! No podemos confiar en la policía, son incapaces de cuidarnos. Él —o ella— sí. Hagamos un pacto civil: si frente a nuestros ojos ocurre un ajusticiamiento, no digamos nada. Cuando la policía pregunté algo, no vimos nada; cuando los familiares de estos infelices pidan inmerecidamente “justicia”, no oigamos nada. Dejemos que quien sea que esté haciendo esto haga su trabajo…

Frente a ella, su amiga junta las manos de forma silenciosa imitando una serie de aplausos. Luego forma una “pistola” con sus manos y finge hacer un disparo. Lucy entiende la señal y prosigue con su discurso:

—Muchos me han preguntado sobre el nombre que deberíamos darle a este justiciero. Lo he pensado muchas veces, y creo que debemos llamarlo CyberBullet, porque la primera vez que supimos de él fue a través de su mensaje en PublicBook, donde cambió la fotografía de cabecera de decenas de perfiles colocando una sencilla advertencia: #tupuedesserel11; ilustrada por diez cartuchos de bala vacíos... así que dejemos de lado esos ridículos apodos como “bombaman”, “bombocha”, “el musulmán”, o demás idioteces. Llamémosle como él quiere hacerse llamar. Nos dio una pista, hay que saber interpretarla: #Cyberbullet. Nómbralo así en redes sociales, que el gobierno vea que estamos del lado de la justicia y no del…

Un ruido ensordecedor interrumpe la transmisión. Claudia y Lucia se miran alarmadas. “Gato Negro” hace amago de apagar la cámara, pero su amiga la detiene y le señala la ventana. Algo pasó allá afuera, y es una inmejorable oportunidad para una impactante transmisión en vivo. Lucy asiente y sale corriendo de su habitación. Claus tapa el lente de la cámara y corre tras ella.

Rápidamente alcanzan el punto de la calle de dónde provino el sonido. Es apenas a dos metros de su casa. La transmisión arranca nuevamente. “Gato Negro” comienza a hablar otra vez, aunque no puede ocultar su sorpresa por el acontecimiento y su voz se escucha algo titubeante:

—Si, am… aquí estamos, en una calle de San Cristóbal, Ecatepec. Un muchacho, sí, un chico, con el cabello pintado de rubio yace inconsciente a nuestros pies, am… miren, es él…

Su compañera enfoca al joven, el cual está tendido en el suelo y con la mano izquierda bien aferrada a su brazo derecho… las chicas se miran entre sí, definitivamente no esperaban algo tan crudo… Lucy intenta recomponerse y retoma la narración:

—Vamos a acercarnos al chico… ¡Wow! No puede ser… ustedes, gatillos, que diga, gatitos, deben ver esto… acércate cámara, acércate… ¿Pueden verlo? Hay un pequeño charco de sangre debajo de su brazo derecho y… ¡Ay, Dios mío! ¡No tiene mano! ¡No mames, le falta una mano!

Claudia se tapa la boca. Las náuseas la atacan nuevamente. Inconscientemente, mueve la cámara hacia todos lados, intentando descubrir algún pedazo de la bomba que estalló junto a la mano del muchacho. Una coladera levantada, una carcasa de celular rota, una bolsa de b****a reventada por un perro, una botella de cerveza quebrada, pero no, no hay rastros de la bomba… asustada, vuelve a enfocar a “Gato Negro”, que no da crédito a lo que está viendo:

—No mames, ¡la bomba le voló su mano! Gatitos, esto es todo por hoy, seguiremos investigando, pero al parecer, este es el caso número 11 de ajusticiamiento por “Cyber Bullet”. Vamos a llamar a emergencias, porque este chico sigue vivo. No olviden seguirnos en redes sociales y suscribirse a nuestro canal, ¡bye!

Claudia apaga la cámara y marca 066 en su teléfono. Lucy saca su teléfono también, pero para tomar unas fotografías antes de que llegue la policía. La gente empieza a arremolinarse frente al muchacho inconsciente, el cual, a pesar de la espantosa herida, sigue respirando.

Después de tomar las fotos, Lucia decide subirlas de inmediato a su fanpage de PublicBook antes de que alguien más tenga la exclusiva. Terminada la carga, visita la página de Denuncia Ciudadana, donde alguien más ha dado el “pitazo”.

Una nueva imagen ha aparecido y todos la están comentando. En ella se puede apreciar un fúnebre fondo negro, donde quince cartuchos de balas forman el símbolo de un hashtag. Enseguida de él se puede leer una nueva advertencia:

#tupuedesserel16

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