— No puedo... — dijo Erick forzosamente.
— ¿Acaso piensas en la vergüenza que pasarías al cancelar ese estúpido compromiso? — preguntó Josh intentando adivinar el porqué ese estúpido niño se negaba a cumplir su mandato — Si es por ello, te daré el dinero que quieras y te largaras a España o Francia.
— Usted no entiende — Erick se intentó zafar, pero fue bastante inútil — Sarah y yo debemos estar casados...su honor está en juego.
— ¿De qué estás hablando, mocoso?
Esta vez Josh tomó a Erick con más fuerza y lo hizo girar. Su fuerza era descomunal y ya Erick estaba un poco espantado, además de que la mirada inyectada de sangre de aquel marqués dejaba bastante por lo que temer, pero no, no lo iba a demostrar, el miedo nunca será su opción.
— Su matrimonio conmigo es porque su honor está en