Luz del Alfa
Luz del Alfa
Por: Blanca Rios
PREFACIO

Siempre e creído que hay algo que nos acechan desde la oscuridad, lo sé. Desde niña he sentido que soy vigilada desde la sombras o tal vez sea producto de imaginación. 

—Alira, ¿Quieres ir al parque?. 

—Sii mamá.. 

Me encantaba salir al parque y pasar el tiempo con mi mamá, más, cuando salíamos por las tardes para disfrutar de un helado de vainilla mientras admirabamos el atardecer juntas en nuestro lugar favorito. 

—¡¡oh cielos. —murmura mamá tocando su cuerpo buscando algo. —Olvidé mi cartera. 

—Si quieres voy por ella...

—No, iré yo por ella. —mama me detiene con una sonrisa. —Porque no vas y le dices a Jonh que fui por la cartera. Prometo que enseguida te alcanzo.

—Ok mamá.

Seguí caminando hacia el parque sola, por la carretera principal y cuando llegué al bosque, seguí el sendero que lleva hacia una pequeña colina para poder llegar al parque. Aunque era algo tedioso subir las escaleras que eran muchas por cierto. 

Tarareo una cancion para no sentir el pasar de los minutos mientras subo los escalones. Un sonido en particular detiene mis pasos, escucho el sonido de una ramas secas quebrarse cuando son pisadas por alguien. Era extraño ya que nadie que no fueran turistas y cazadores de animales se adentraban al bosque a estas alturas de la tarde.

Sin embargo, sentí una fuerte curiosidad cuando vi una silueta caminar a las profundidades del bosque, no comprendía que me estaba pasando pues era como si estuviera hipnotizada por esa sombra, como si me estuviera llamando.

Al reaccionar y salir de mi trance, giro hacia todos lados al no poder explicar cómo había llegado hasta este lugar que estaba tan retirado del parque, asustada intento salir del bosque pero cuando lo intento parecía que daba vueltas en círculos. 

—¿Acaso estas perdida?. 

Mis vellos se erizan al sentir que no estaba sola y que alguien estaba a mis espaldas, ni siquiera podía moverme, estaba paralizada totalmente, mi frente suda cuando siento su aliento en mi cuello, rogando, solo pido que sea una alucinacion de mi mente pero cuando siento que dos agujas perforan mi piel me doy cuenta que esto es real. Un grito de dolor sale de mi boca mientas llorando intento liberarme de mi atacante pero este, me sostenía con fuerza.

Mi cuerpo se debilita y algo audible escucho su voz pronunciar mi nombre, no podía saber quien era o como era su rostro, lo único que mis ojos ven, son los suyos mientras que su voz se oía confusa para mis oídos.

—Eres deliciosa. —El miedo se apodera de mi cuerpo al ver esos ojos rojos que voltean a verme sobre mi hombro. —Volveré por ti. Juro que volveré.

Unos sollozos se escapa de mi mientras mis manos cubre la herida en mi cuello, mi cuerpo es como una gelatina, mis piernas no logran sostenerme y caigo acostada sobre las hojas del suelo.

Mis ojos se cerraron y cuando los volví a abrir, ya me encontraba en mi habitación, de inmediato me levanto de la cama y me acerco a mi espejo para ver mi cuello pero no había nada.

Asustada de lo que había pasado comencé a llorar, pues, no sabia lo que había pasado realmente. ¿Acaso fue un sueño o fue real?.

—Hija ya sigues mejor. —cuando mi padre entra a mi habitación, besa mi frente. —Deberías estar en cama. 

—¿Qué fue lo que me pasó?.

—Te encontraron desmayada en medio del bosque y estabas muy pálida. ¿Qué te pasó hija?. 

Asustada abrazo a mi padre al confirmar que todo fue real y que ese ser, iba a venir por mi en cualquier momento, y lo peor, es que si le digo a alguien de lo que me pasó, incluso a mis padres, me tacharán de loca. 

—¿Hija?..

—Lo siento papá. —musito ocultando mi miedo. —No recuerdo lo que pasó. —mentí.

—No te preocupes. —acaricia mi mejilla ahora pálidas. —Por suerte un turista te encontró en el bosque, gracias a él, pudimos encontrarte.

—¿Qué?.. ¿Qué tipo?. —dije nerviosa.

—No lo sé, —se encoge de hombros. —dijo que se iba de pasó y que estaba caminando cerca de donde te encontrabas y fue cuando te encontró desmayada. Me alegra tanto que estés bien princesa, pero ahora debes descansar, el médico dijo que tenías anemia y que necesitas reposar por un par de días.

Cuando lo veo salir de mi habitación, me levanto con dificultad y con mi si todo girara a mi alrededor, me apoye de las paredes, cerré la ventana y cuando estaba por bajar las cortinas, a lo lejos logre ver a un par de ojos rojos que me observaban desde las sombras pero luego desapareció al caer el anochecer.







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