Capítulo 2

Ese chico me ha dado un susto del carajo, mi corazón late a mil por hora, observo de nuevo por la ventana y no lo veo por ningún lado. Me he quedado fría al abrirse mi puerta pensando que es Sor Josefa o Josefina quienes estén realizando la ronda, para mi sorpresa es el chico de la ventana que sonríe al verme. Tengo mis manos en mi pecho tratando de calmar mis nervios por el susto que me ha dado.

— ¿Te asuste corderito de dios? 

— No. No mira como tiemblo, idiota. ¿Se puede saber quién rayos eres? ¿Qué haces en mi habitación? 

— No sabía que permitían ese vocabulario en este convento... Niña mala — Sonrió con picardía — Ahh niña. 

— Contesta pedazo de imbécil... ¿Qué haces en mi habitación? — Respondí un poco irritada. 

Él muy descarado no quita su risita de sus labios sentándose en mi cama sin verlo invitado hacerlo. Me repara de arriba abajo soltando una carcajada, le pido que haga silencio. 

— Es horrendo ese atuendo... Mi abuela usa más modernos que ese — Dijo calmando su risa estúpida — Es simple niña. Te tomas una foto conmigo, cumplo el reto y me largo de aquí. 

— Si no accedo ¿Qué? — Dije con sarcasmo enarcando una ceja — Dime, niñito. 

— Creo que no estás en posición de decir no, niña. 

— ¿Me estas chantajeando?

— Tómalo como quieras... Me ayudas o las monjitas se enteran que metiste un hombre en tu cuarto ¿Qué piensas de eso?

Lo que me faltaba. 

Tras no poder conciliar el sueño, me gane un chantajista gratis y para culminar escucho los pasos de Sor Josefa por el pasillo. 

Corro el armario metiendo al idiota ese tras el para que no lo descubran y me meta en problemas sin tener la culpa, y esta vez, mi abuela cumpla su promesa de visitarme el otro año y dejarme en esta pocilga de gente loca. 

El excremento ese solo sonríe casi robándome un pico. Me meto a mi cama cerrando mis ojos. Sor Josefina la encargada esta vez de la ronda confirma que todas las ovejitas están en su corral. Al cerrar la puerta me paro como resorte para sacar ese chico de mi habitación, si es necesario, lo saco a escobazos, lo hare. 

Toma mi rostro con cierta dulzura susurrándome al oído. 

— La niña es cierta pervertida. Esto le gustara verlo a las monjas — Señala mi afiche de Cavill en cueros — Sera interesante ver sus caras. 

— Toma tu puta foto y saca tu trasero de mi habitación, chantajista. 

— ¿No te interesa saber para qué quiero la foto?

— ¿Me das opciones? — Dije molesta — No ¡Verdad! ¿La tomaras o no?

Sin pedirle explicación me ha dicho los motivos de la foto. Cien dólares estarán en su bolsillo gracias a mí. Niño estúpido. Después de muchos debates mentales he podido conciliar el sueño, solo me quedan como tres horas de sueño por culpa del insomnio. 

Cuando estoy en mi mejor sueño escucho la campañita ridícula de Sor Josefina que nos indica que debemos estar en pie para iniciar nuestras labores del día, como rezar un rosario mañanero, hacer el desayuno, organizar cocina, estudiar, almorzar y culminar de hacer los quehaceres, más rosarios, oraciones, y dormir como gallinas, súper temprano. 

Me tambaleó de un lado a otro por el sueño que tengo. Si no es por el pellizco de Romi me caigo de cabeza en el desayuno. Para mi buena dicha (sarcasmo) Sor Josefina se le ocurre la brillante idea de que haga la oración después del desayuno. Sonrió con hipocresía, quiero colgarla por su chiste e inicio con la oración. El resto del rebaño me sigue. 

— Gracias papito dios por los alimentos que pones a diario en nuestra mesa que son recibidos con amor por estas hijas tuyas, amen. 

— Muy bien, Maciel. Hoy lavarás toda la cocina en compañía de Romina. El resto de niñas tienen hoy descanso. 

¿Esto es una broma?

¿Dónde está la cámara escondida?

— Como diga, Sor Josefina.

Ella se quedó mirándome extrañada por mi respuesta. Tal vez esperaba que diera gritos negándome hacer los oficios al saber que el resto tendría libre. Ilusa. Lo que no sabe es que planeo ser niña buena para quitarme de encima a pez globo y poder tener más libertad logrando escapar más a menudo de la pocilga esta. Romina empieza a recoger los platos de la mesa. Natalia empieza a provocarla para que explote y asi logren castigarla, pero nadie evitará mi salida de esta noche, no señor. 

— Natalia, Sor Josefina, le encantará saber que metes a tu novio los domingos al convento después de la ronda del medio día. 

— Yo... Yooooo.

— Bye, Nata. 

Le sonrió a Romí picándole el ojo siguiendo con nuestra labor. La cocina esta un asco. Busco unas esponjas para desmanchar, por otro lado, Romí, se encarga de los platos y las ollas, cosa que agradecí. 

Entre las dos lavamos el piso, el comedor y las paredes. Al terminar sentía que todo me dolía. Sor Josefa pasó su dedo por las paredes, cocina y comedor dándonos nuestro visto bueno. Nos mandó a bañar y tomar un merecido descanso que era justo y necesario.

Solo no me explico.

¿Por qué Sor Josefina o como le llamo <<Pez globo>> nos envió a las dos? 

¿Acaso se enteró que un chico entró en mi habitación? 

Me hubiera llamado a la oficia de Sor Josefa a pedirme explicaciones y estaría unos cuantos meses guardada en una pocilga peor en las temibles tinieblas apunta de agua y pan. Me olvidaría de mi abuela, de conocer el hijo de su socio y mi posible salida temprana de mi cárcel personal. ¿Tal vez quiso probar mi paciencia? Sabe que soy explosiva y discuto por todo.

  

Antes de entrar a mi habitación Romina me intercepto viendo para todos lados qie nadie nos veo o nos puedan escuchar. 

— ¿Que hacía Aitor anoche en tu habitación? 

Palidezco al escuchar lo que acabo de esbozar. 

— ¿Qué? — Respondí. Estaba en una sola pieza. Si Romi lo vio ¿alguien más pudo verlo y estaba en problemas? — ¿Es tu amigo? 

— No me cambies una respuesta por una pregunta, Maciel Miranda. 

— Estaba con insomnio, observaba por la ventana, vi una sombra y de la nada apareció en mi ventana y luego en mi cuarto. — Solté recordando ese episodio — Me chantajeo para tomarnos una fotografía por una apuesta que realizo con sus amigos por cien dólares. Según sus amigos no lograría el reto y él sí... ¿Dime que solo tú lo viste?... Si no estoy frita. 

— Sucio ese. — Esboza con una pequeña risita traviesa — Es amigo mío, es como un hermano para mí. Suele hacer bromas con los chicos por dinero... Una más de las suyas ¿Con que te chantajeo? 

— Con que metí un hombre a mi habitación, y con mi foto de Henri Cavill. Me toco esconderlo detrás del armario para que sor Josefina no lo descubriera... Pero tal vez si lo vio por el castigo de hoy. 

— No. No lo hizo. Estaba provocando nuestra paciencia, y nadie más que yo, vio a Aitor. Él fue a verme. Lo veremos esta noche, es su cumpleaños. 

¿Su cumpleaños? 

Así que el niño idiota se llama Aitor y hoy estaré en su fiesta de cumpleaños, tal vez... Dejaría darle un presente, un lindo huevo picho de los que llevo enterrado por días para mi querida Sor Josefina por sus diez años  prestando tan bella labor con nosotras. Sera una gran fiesta, la cual disfrutare mucho. 

Tomo una ducha refrescante para sacar la grasa de la cocina que se acumuló en mi cuerpo. El agua fría libera los nudos de mis hombros, jabono todo mi cuerpo quedando como un muñeco de nieve, toda blanca por la espuma. Juego con ella riendo sola a carcajadas. Me saco todo el jabón quedando limpia. 

Salgo del baño poniéndome el uniforme, tomo la biblia haciendo que leo, en ella tengo mi móvil enterándome de todas las novedades de mi cosote bello, Cavill, revisando la actualidad del mundo real fuera de este lugar. Sor Josefa abre mi puerta viéndome en cama concentrada en lo mío, le sonrió siguiendo mi trabajo. 

Me felicita siguiendo su camino por los pasillos. Me carcajeo por su inocencia de creer que leía la biblia.

— Soy demasiado buena actriz, creo tener mi segunda opción de profesión. 

Analizó la hora. Nos quedan cinco horas para lograr nuestra hazaña. 

Me aburro del móvil guardándolo en mi escondite. Están prohibidos estos aparatos tecnológicos. Según las monjas son una distracción para nosotras evitando que seamos niñas de bien, santas y puras. Pura basura. De cada quien depende si somos o no personas de bien. El ejemplo lo dan en casa y conforme a la crianza que te den. 

**********

— Estoy lista para la acción. La gallina esta lista para el vuelo — Le  envió un mensaje a Romí para confirmar. El silbato de Sor Juana nos avisa que está pasando la ronda. Me cubro toda, solo dejo descubierto mi rostro para que vea su linda gallinita descarriada en el nido. 

Unos minutos más la linterna de Sor Juana se penetra en mi rostro confirmándole mi presencia en cama, informa que parezco un angelito en cama cerrando mi puerta continuando su recorrido. 

— Que ternurita e ilusas — Esbozo en voz baja — Que empiece lo bueno. 

Faltan treinta minutos para las 20 horas. Estoy algo inquieta y ansiosa por la salida. Doy vueltas en la habitación matando el tiempo, de la nada mi puerta se abre, pegando un brinco de los mil demonios creyendo que es alguna de las monjas. Romí sonríe al ver mi cara de pánico. Salimos como pepa de guama de mi cuarto hacia la parte trasera del convento. Nos volamos la pared viendo unos chicos guapos en moto esperando por nosotras. 

Uno de ellos deja besos en la mejilla de Romí. Escucho que me susurran a mi espalda. 

— No sabía que estabas invitada a mi fiesta, niña. 

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