Miranda.
Viernes, 12, diciembre, 2036.
Miro a mi hermano con los brazos cruzados frente a la puerta del apartamento de Mariana, mi amiga de la universidad quien me ha dado un espacio mientras encuentro un nuevo lugar donde vivir mientras que Milán regrese a su puesto de jefe en la empresa.
— ¿Por qué no me dijiste nada? — pregunta molesto, ruedo los ojos.
— Ya no soy una niña que necesita contarte todo, David — resopla disgustado — Así que lárgate y déjame en paz…
— No me voy a ir… realmente tienes que escucharme — niego mirando a otro lado.
— No pienso seguir tus ordenes… — me cruzo de brazos.
— Pues lo siento, ya lo decidí, te iras a vivir con George y punto — se va dejándome con la boca abierta, cierro la puerta de un golpe y mi amiga me mira tomándose una taza de café.
— Ese idiota que cargo por hermano, Dios, que irritante es a veces, ¿puedes creer que haya decidido por