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Alaia
Logramos dormir durante el viaje, estamos exhaustos, abro los ojos y observo a mis hijos. haciendo una retrospectiva de estos dos años, del día en que me pidió el divorcio, recuerdo su mirada y ahí estaba la respuesta, niego con la cabeza, ¿cómo no pude verlo?, acaricio los risos de Alana y la mano de Noah, los frutos de nuestro amor, una sonrisa se dibuja en mis labios.
El vuelo aterriza temprano en Los Ángeles y decido ir directamente a la casa de Nick.
Mis niños aún duermen estando en el auto; cuando logramos entrar, camino con prisa hacia la puerta.
Presiono mis manos juntas y las paso por mi pantalón antes de llamar, mierda estoy demasiado nerviosa.
El sonoro timbre de la casa resuena dentro de esta, pero no logro ver a nadie y mi ansiedad hace que vuelva a llamar.
Mis latidos se detienen al escuchar unos pasos y una imagen se vislumbra atreves de los cristales tallados que no me permiten ver con claridad.
La puerta se abre y veo a Sophia, quien sonríe con amabilid