Jeremías
Me despido de mis hijos, incluso si no quiero, los veo subir al auto que los llevará a la casa de campo familiar. Lizbeth sale por la puerta mientras el chofer se encarga de subir las maletas al auto. Ella se detiene a mi lado con una pequeña sonrisa en sus labios.
—Realmente me gustaría quedarme aquí contigo, pero no creo que sea bueno para los niños — admite — ya sabes si tu madre aparece o si se enteran de algo podría ser perjudicial.
—Lo sé, por eso, espero que los cuides bien — tomo su mano sintiendo que no quiero dejarla ir — trataré de solucionar todo lo antes posible.
—Si necesitas alguna cosa… — duda un instante antes de hablar con una voz avergonzada — puedes llamarme y vendré o… Lo que sea.
—No te preocupes, todo estará bien — llevo su mano a mis labios — estudia y cuida de los niños, en unas semanas todo este lío se resolverá y podremos festejar que serás una excelente psicóloga oficialmente.
Ella sonríe al darse cuenta de que soy consciente de que en breve estará