―Aurora, mi madre no te va a aceptar tan fácilmente, ya te lo había dicho en Portland, es más, ya empezó una guerra.
Ella contuvo una sonrisa.
―¿Estás diciendo que lo de mi ropa fue un acto de terrorismo?
Él asintió.
―Me temo que sí, y es por eso, que…
―Pues no le tengo miedo ―dijo ella decidid