―Sí, no tiene ninguna secuela neurológica y su movilidad está completamente normal. Podrá seguir con su vida como antes.
―¡Bien! ¡Eso es bueno! ¡Gracias, Dios! ―exclamo y rompió a llorar.
Cameron, a su lado, dio un paso adelante y le dijo al médico.
―¡Gracias!
El propio médico respiro aliviado,