Stella apretó las manos en secretos y deseo poder abalanzarse y borrar su sonrisa estúpida.
―No te corresponde a ti intervenir en nuestros asuntos ―gruño molesto ―Stella es mi esposa y si no la quisiera, no seguiría casado con ella. Espero que no repitas lo que dijiste.
―Abuelo, no te preocupes, t