“Te voy a llevar a donde la cobra no pueda morderte, a donde el mal no te toque”

Saíd estaba cuadripléjico y estaba en su mansión en Dubai, sus nietos lo visitaban de cuando en cuando, no podía hablar, ni moverse, solo sus ojos eran expresivos.

—Abuelo, no pierdo la esperanza de que te pongas bien—dijo Noah—papá te necesita.

Saíd quería decirle tantas cosas y no podía, entonces vio entrar a Adrián:

—Abuelo…

Eran su mejor estrella en esa oscuridad, Gael, el mayor, también lo iba a ver.

—Sé que usted me hubiera enseñado mucho sobre la vida abuelo, el verlo así es complicado.

Zeink no iba a verlo, para él era como si no existiese, sentía el dolor de su rechazo y rabia, pero tenía que resistir la vida, tenía que compensar a su hijo.

Zeink estaba dirigiendo el clan en lugar de su padre, para él todo era mecánico, desde que perdió a Valkiria no se había vuelto a casar y no tenía deseos de hacerlo con una vez bastaba, el amor solo se vivía una vez y de ella solo tenía a Noah, al cual