Julio casi hierve de rabia cuando los ve juntos.
—¡Sinvergüenzas!
Si alguien más les hubiera visto haciendo esto junto a la puerta... Julio no podía imaginar más allá. Cada segundo que pasaba se enfadaba más y más. Nunca esperó que los dos actuaran de esa manera.
Sofía estaba a punto de apartar a Felipe cuando cayó inerte en sus brazos, mirando burlonamente a Julio.
—Usted debería ocuparse de sus propios asuntos, Sr. César. ¿No tienes una nueva novia?
—Oh, casi lo olvido. Tú también vives aquí —Sofía se volvió hacia Felipe—. Vamos a darle un poco de espacio para caminar.
—De acuerdo —Felipe sonrió, disfrutando del espectáculo. Soltó a Sofía y la empujó suavemente detrás de él—. Aquí tiene, Sr. César.
Julio los fulminó con la mirada y luego se fijó en Sofía.
—Ya te he dicho que lo mío con Xenia no es lo que tú crees.
—No me interesan sus relaciones, señor César — Sofía se burló y apartó la mirada, cruzándose de brazos.
Todavía enfadado, Julio se volvió hacia Felipe.
—¿Por qué