Capítulo 2. Humana

Luan Moen.

Esto no puede estar pasando, después de un mes en el que tuve que alargar la boda hasta encontrar a la mujer que llevara a mi hijo, termina siendo una simple humana y eso no es todo, es mi pareja predestinada, al parecer la diosa Serena así lo quiso, pero me niego a acertarla como mi pareja. Justo en este momento en el que mi manada necesita fuerzas según los altos mandos, que no puedo ayudar con las grandes fortunas que tengo a lo largo de estos años.

— ¿Cómo se llama? — es lo único que pido después de verla salir, es realmente hermosa, no creí encontrarla en esta vida, no creí que aquel cuento de hadas que me creí de chico, se hiciera realidad.

— Luan… es una humana, no creo que a los altos mandos le guste la idea cuando sepan que ella carga a tu heredero, realmente Ria cometió un gran error, también es mi culpa por estar de viaje en ese momento — suspira sentándose tras su escritorio.

— Lo sé en cuanto a los altos mandos, en cuanto a Ria, cometió un gran error, ahora no podré casarme porque esa humana tiene a mi hijo en su vientre, tú la oliste, sabes que es así, por otra parte, Ria es una humana también, que iba a saber — me cruzo de brazos mirando alrededor del consultorio aun sintiendo el olor de ella.

— ¿Es tu alma gemela? Tu reacción fue sorprendente y no creo que fuera porque sentiste a tu hijo — trago saliva sintiendo nervios de pronto — Luan, hace años que una humana había sido alma gemela de un hombre lobo… más siendo esta la madre de tu hijo — la miro.

— Necesito el nombre de la chica, Xia — la veo suspirar.

— Es hija de un viejo amigo, no puedo darte el nombre — trato de calmarme — Pero por lo que sé, es estudiante de la academia nacional de música en la que das becas — la miro un momento y me voy.

(…)

Miro la academia desde hace un rato, he llevado dos días en lo mismo haciendo que Robin, mi beta y secretario, empiece a impacientarse porque no he dicho nada y duramos horas fueras de este lugar.

— Estoy comenzando a perder la paciencia, Luan, dime de una vez por todas, ¿Por qué estamos vigilando la academia cuando podemos entrar y averiguar lo que sea que quieres averiguar? — lo miro un momento.

— No te he dicho, pero sé quién es la madre de mi hijo — me mira sorprendido.

— No puedo creerlo, entonces, ¿Es una estudiante de música? — pregunta mirando a cada chica que pasara, suspiro cruzándome de brazos — ¿Y cómo se llama? — me mira y miro a otro lado, parece quejarse al gruñir — No puede ser, Xia no te lo dijo, ¿Cierto? — asiento.

— Por eso estoy aquí, es la única pista por ahora que tenemos, otra opción, no la hay — veo que sale del carro y abre la puerta haciéndome salir.

— Podemos entrar y averiguar sobre las becas, si no mal recuerdo, tenemos que elegir una lista de 100 participantes y dar la beca a 20 personas — lo miro sin creerlo — Te lo mencioné muchas veces, pero tu cabeza estaba en otra parte al parecer, alfa — comienza a subir las escaleras, lo sigo teniendo un montón de miradas sobre nosotros, puedo sentir la presencia de lobos y vampiros en la academia, hasta podría decir que hay brujos entre todos los humanos, solo que estos últimos no se dan cuenta de nada.

Al pasar por los pasillos intento visualizar el olor de ella, pero nada que la siento, es como si no estuviera aquí o que no quiere ser encontrada para nada.

Sigo mirando a todos lados con ansiedad mientras que Robin hablaba con la secretaria de la academia que al final nos guio hacia el teatro en donde pude olerla al fin, la mujer nos hace seña de sentarnos mientras nos platicaba de los estudiantes de la lista, algunos se encontraban ahí, pero yo solo me detuve a mirar a la morena tocar el violonchelo de manera elegante.

No pensé que era una estudiante de música, le quedaba de maravilla el lugar en el que se encuentra, y que mi hijo lleve la música en sus venas, sería increíble, pero no debo dejarme llevar por mis sentimientos ni por lo que siento de esta humana mandada por la diosa.

— La que toca el violonchelo… — susurro llamando la atención de ambos.

— Oh, veo que le interesa, su nombre es Esmeray Lie, no está en la lista de los 100 posibles becados, ya que elegimos a nuestros candidatos de acuerdo a su talento, aunque es buena en lo que hace, dudo que siga… — miro a la secretaria que se calló de golpe, Robin se da cuenta de lo mismo.

— Me estás diciendo que es de bajo recurso, supongo que sus 100 posibles becados son de padres adinerados, los cuales supuestamente le pagaron a usted para que sus hijos estén dentro, ¿o me equivoco? — sonrío volviendo mi vista al escenario sin esperar la respuesta obvia.

Me levanto y bajo las gradas hasta llegar al escenario en donde levanta la mirada sin dejar de tocar esa melodía que ha quedado grabada en mi mente, parece mirarme fijamente, huelo mejor su esencia y puedo sentir a mi hijo en su vientre que es cubierto por el violonchelo.

— ¿Puedo saber quién interrumpe el ensayo de mis alumnos? — pregunta una mujer a mi lado.

— Luan Moen, el que becara a algunos de sus alumnos — miro a la señora, humana, de unos 60 años, que en algún tiempo debió ser una música muy famosa por su porte.

— Oh señor, no me habían avisado que vendría — dice para nada sorprendida, sigue mirando hacia el escenario y yo hago lo mismo.  Veo que dejan de tocar y algunas chicas se ponen a murmurar mientras que Esmeray me mira para luego apartar la vista y comenzar a recoger cuando la profesora dice que se pueden retirar.

Robin se acerca a mi lado y se cruza de brazos mientras pongo mis manos en mis bolsillos del pantalón sin dejar de mirarla.

— Ya tienes su nombre, ¿Qué piensas hacer? Ve y habla con ella — lo miro y niego dando la vuelta para salir de ahí, una vez fuera del teatro veo salir a todos hasta que por último sale ella y me mira.

— ¿Podemos hablar? — pregunto, una chica sale y se queda a un lado de la morena que nos mira.

— Rose, ve adelantándote — la chica se va y hago señas a Robin que se quede mientras entro al teatro en donde al parecer no queda nadie más, nos sentamos en unos asientos cerca de la salida. Se queda completamente callada por lo que me toca hablar a mí.

— Dejemos en claro que yo soy el padre del hijo que esperas, y espero que tengas — su mirada estaba perdida en el escenario, no quería sonar para nada cruel, pero debía contenerme de caer en los instintos que me cargo desde que la vi por primera vez.

— Supongo que habría problemas si no lo tengo… — habla sin dejar de mirar el escenario, luego me mira a los ojos — Pero ahora que está en mi vientre, supongo que también habrá problemas si quiero quedármelo, ¿no? Porque tiene mi sangre también — sus palabras son como dagas, parece estar molesta por la situación.

— Ninguno de los dos tiene la culpa de que esto hubiera pasado, la culpa es de la clínica por este error, aun así, no me puedo quejar que tú seas la madre, y no pienso separarte de él, pero recuerda que también es mío — mira a otro lado y puedo jurar que se ha sonrojado.

— Aun así, tienes una prometida, dudo que le guste la idea de que sea la madre, por lo que es mejor que se mantenga alejado, o simplemente te olvides del niño — está por levantarse y tomo su mano deteniéndola de pronto, me mira, siento una electricidad al tocarla que hace que trague saliva.

— Si, tengo una prometida, pero eso no significa que quiera estar alejado… del niño, claro, tampoco me voy a olvidar algo como eso — carraspeo, se sienta, suelto su mano — Mira, yo quiero a ese niño, por lo que quiero estar en todas las etapas del embarazo, sugiero que vivas en mi casa — parece pensarlo y niega.

— No quiero ser una intrusa en su relación, así que todo por separado mejor, no te negare nada, pero es mejor que sea de a lejos y no es necesario que pagues nada — suspiro sin creer que no pueda llegar a ninguna conclusión con esta chica.

— Eres una estudiante, dudo que tengas dinero suficiente para pagar las citas y comprar todo lo que necesite el bebé, también puedo adivinar que vives en las habitaciones que dan la academia, ¿Dónde vivirá el niño? — lo piensa, claro que lo piensa — Sé que acabamos de conocernos hace unos días y que hoy apenas estamos estableciendo una conversación, pero no piense por ti sino por el niño — me mira a los ojos.

— Mi vida se ha vuelto más desastrosa de cómo estaba antes, señor Moen — se levanta y respiro profundo para volver a tomar de su mano — ¿Puedes dejarme ir? — pregunta molesta.

— No hemos terminado de hablar, así que nos veremos en la noche — no dice nada y se suelta para irse por completo del teatro, Robin entra y me mira desde la puerta — Creo que le he arruinado la vida a una chica sin haber hecho nada — digo.

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