Eithan levanta la mirada y sus ojos se iluminan, suelta un suspiro cargado de preocupación y sin mi permiso se pone de pie y me abraza.
-Estás bien, mierda...
-¿De qué hablas? Solo he tardado dos horas -me apartó de él, su tacto me enfurece.
-Sí, es que solo... Olvídalo ¿quieres? Estaba preocupado por ti.
-¿Por qué? No tienes que hacerlo, no es como que me iba a pasar algo de camino al hospital -paso de largo y me siento-. Aunque bueno, unos idiotas casi me atropellan. ¿Puedes creerlo?
El cuerpo de Eithan se tensa.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Que un Rubio pendejo y una pelirroja que gri