Capítulo 48. Bueno o malo
Ana y Graham estaban en silencio, más que porque no tiene sentido hablar si el otro no entiende, no hablaban porque estaban asustados.
Marina no regresaba, la lluvia se filtraba y hacía mucho frío.
Graham le había dejado su tartán a Ana que estaba acurrucada y él estudiaba el lugar en que estaban.
Ana observaba a Graham con la poca luz que se filtraba, su cabello largo estaba enmarañado, lleno de tierra suelta que se pegaba a la humedad de sus brazos, los músculos en tensión se dibujaban mientras afanado se dedicaba a algo minuciosamente.
Parecía una especie de bandido, para nada lucía como el buen pediatra especialista en oncología con cara de santo.
Sacó una navaja de su bolsillo y empezó a tallar ramas que había caído con ellos, lo hacía de manera experta. Pronto Ana entendió su propósito, estaba juntando ramas secas para hacer una fogata, y lo consiguió…
La pequeña antorcha les proporcionaba luz, incluso calor, quien viera desde afuera podría dar con ellos fáci