Sin embargo, debe haber captado mi ligera inquietud ante su reacción, ya que sus labios esbozaron una pequeña sonrisa. Tenía esa misma mirada que me hizo querer golpearla. ¿Cómo diablos podía estar sonriendo en una situación como esta?
"¿Qué demonios te pasa?", pregunté, y mi ira comenzaba a filtra