Thomas estaba cansado de no hacerse responsable de sus actos y seguir cometiendo error tras error. Esta vez haría las cosas bien, especialmente porque ahora tenía un motivo: Su amado ángel. Sea que ella lo perdonara o no, tenía que demostrarle que nada de lo que había ocurrido había sido intencional.
Luego de cortar todo lazo con sus padres, tomó un vuelo de vuelta a la Argentina tratando de pasar lo más desapercibido posible. Había ignorado las insistentes llamadas, no solo de su padre y su suegro, sino también de Pilar. Que hasta lo había amenazado por mensaje de que se dejara de tonterías y volviera con ella.
Apenas bajó del avión tomó un taxi en el aeropuerto.
-¿A donde lo llevo señor?
-A la penitenciaría-
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Nunca esperó estar en un lugar así. Debía admitir que se sentía bastante intimidado por el lugar gris y frío y se preguntó si realmente hubiese sobrevivido en un lugar así si las cosas hubieran sido diferentes cuando cometió el crimen a sus tan solo 22 años.
-¿A quién visi