-No puedes matarlo -murmuré en voz baja, jugando con mis manos.
-¿Y por qué no? -me desafió.
-Porque lo digo yo -quería burlarme un poco de él, podía matarlo y no me importaría.
-Puedo hacer lo que quiera -gruñó juguetonamente, empujando su frente contra la mía. Empujé hacia atrás.
-Soy el alfa -intenté gruñir, pero no funcionó. Vi aparecer una sonrisa en los labios de Andrew. Me reí mientras giraba los ojos.
-Ni siquiera puedes gruñir -me empujó, haciéndome acostarme en el sofá. Fui a levantarme de nuevo, pero él me empujó hacia abajo de nuevo, esta vez colocando