Emma Mark.
Mi vida no podría marchar peor, es mi pensar, casarme con él sería firmar mi sentencia al infierno eterno, no se si me trato bien durante el viaje para después pedirme esto y estar seguro de que diga que si ¿Por que no puede ser como fue en el viaje siempre? ¿Me detesta tanto que no es capaz de mostrarme amor?
—Matthew, pero yo... —No me deja terminar ni siquiera de hablar.
—No se habla más del tema Emma, cuando te sientas mejor empezarás a organizar la boda a tu manera y ya —Me mira y vuelve a tomar su mirada al frente de la carretera de forma calmada.
—¿Mi manera? ¿Acaso crees que me quiero casar contigo? —Le digo perpleja.
—No, pero lo harás, desde que te traje a vivir a mi casa tenía eso pensado y ahora tengo más razones de casarme contigo, vas a tener mi heredero, mi hijo, voy a tener un hijo con el amor de mi vida. Deberías estar feliz amor, muchas quisieran tener mi hijo en su vientre —Dice haciendo énfasis en hijo, con mi mano buena toco mi frente la cuál suda